A medida que la IA se ha vuelto más accesible, hemos presenciado ejemplos que ilustran sus diversas aplicaciones. Destacan entre ellos las IA generativas, que se conocen por su capacidad para "crear" imágenes a través de indicaciones, muchas de ellas distinguidas por su composición y viveza. Estos sistemas de IA son redes neuronales con miles de millones de parámetros, entrenados para crear imágenes a partir de lenguaje natural, utilizando un conjunto de datos de pares de texto-imagen. Por lo tanto, aunque la pregunta inicial planteada por Turing en la década de 1950, "¿Pueden las máquinas pensar?", todavía se repite hoy en día, la generación de imágenes y texto se basa en información existente, limitando sus capacidades.
Lo que ha sorprendido a muchos es la creciente cercanía a superar la prueba de Turing y la similitud, en términos de visualizaciones, con lo que un arquitecto con habilidades en este campo puede lograr. En este contexto, mientras el debate persiste en la comunidad arquitectónica sobre si la IA puede procesar conceptos arquitectónicos, este artículo explora cómo interpreta los materiales para desarrollar estas representaciones visuales. Con eso en mente, se desarrolló una sola indicación para este experimento (con la materialidad como variable) para profundizar en los resultados obtenidos.