Frente a la combinación del crecimiento demográfico, la prosperidad económica y la expansión de las áreas urbanas, un notable aumento en los flujos de personas y bienes acompaña el desarrollo de las diferentes formas de movilidad disponibles en el entorno urbano. A medida que avanzan las tecnologías y los medios de transporte evolucionan, la reutilización adaptativa de vagones de trenes, cabinas de aviones y demás infraestructuras de servicios expone la oportunidad de desarrollar su potencial creativo. Materiales, tecnologías y herramientas de diseño se funden bajo un objetivo común: reacondicionar y reutilizar estructuras en desuso para darles una nueva vida.
La diplomacia cultural se refiere al uso de la expresión cultural y el intercambio creativo para fomentar el entendimiento y construir relaciones entre naciones. En este contexto, la arquitectura ha desempeñado durante mucho tiempo un papel distintivo. Más allá de sus dimensiones funcionales y estéticas, sirve como un medio de comunicación, un lenguaje a través del cual los países expresan identidad, valores y ambición en el escenario global.
La arquitectura opera como una forma de poder blando — persuasiva más que coercitiva — permitiendo a las naciones proyectar influencia a través de una presencia material. Desde embajadas modernas en la era de la posguerra hasta pabellones monumentales en exposiciones mundiales, los gobiernos e instituciones han reconocido el potencial del entorno construido para moldear la percepción. Al encargar a arquitectos/as prominentes y adoptar lenguajes de diseño específicos, los países han utilizado la arquitectura para señalar modernidad, tradición, innovación o estabilidad.
El centro cultural constituye una tipología arquitectónica que ha despertado un especial interés entre profesionales de la arquitectura y el urbanismo durante décadas. Ya sea por su programa multifacético, por su escala a menudo emblemática o por el potencial de transformar el contexto urbano en el que se inserta, se trata de un tipo de edificación que concentra una gran carga simbólica y proyectual. La amplia difusión de referencias internacionales — muchas de ellas firmadas por arquitectos y arquitectas de renombre — refuerza el aura de prestigio asociada a este programa, frecuentemente considerado un territorio privilegiado para la experimentación formal y conceptual. No es casualidad que los proyectos de centros culturales figuren entre los temas más recurrentes en concursos, exposiciones y talleres académicos.
Sin embargo, detrás de esta fascinación contemporánea, hay una historia compleja, en la cual la noción de espacio destinado a la cultura ha ido siendo redefinida hasta asumir las configuraciones que hoy reconocemos. Una continua actualización que invita a reflexionar no solo sobre el recorrido histórico de estos espacios, sino también sobre las posibilidades que delinearán su futuro.
Nicolás Valencia conversa con la arquitecta chilena Romy Hecht, decana del College UC y autora de El alma del verdor de Santiago, (Orjikh editores, 2025), donde indaga en la naturaleza del paisaje de la capital de Chile, examinando sus orígenes e identificando a los actores a cargo del cultivo de especies exóticas y de la confección de geometrías de plantación que, una vez enraizadas, construyeron la identidad y el carácter de Santiago.
https://www.archdaily.co/co/1035036/el-origen-de-los-parques-de-santiago-segun-romy-hechtArchDaily Team
Celebrada en Pamplona del 23 al 26 de septiembre, la Bienal de Arquitectura Latinoamericana 2025 reunió a estudios emergentes y voces consolidadas del continente. La edición destacó por la calidad y diversidad de las prácticas seleccionadas: proyectos de gran riqueza formal y conceptual, desarrollados por estudios jóvenes pero de una solidez admirable, que reflejan la madurez y vitalidad del panorama arquitectónico latinoamericano actual.
Nicolás Valencia conversa con la arquitecta española Marina Otero Verzier, ganadora del Wheelwright Prize 2022, sobre su investigación en torno al costo material y extractivo de la nube digital, un tema que desarrolla en su libro En las profundidades de la nube, publicado en 2024 por Ediciones Asimétricas.
https://www.archdaily.co/co/1035034/data-centers-cajas-ciegas-y-nubes-digitales-segun-marina-otero-verzierArchDaily Team
Históricamente—al igual que otras formas culturales—la arquitectura ha sido documentada, compartida y promovida principalmente a través de la impresión. Libros, revistas y periódicos llevaron los argumentos e imágenes de la disciplina, y debido a que la práctica arquitectónica depende en gran medida de la comunicación visual, las revistas impresas crearon un puente entre las publicaciones académicas y las revistas comerciales. A lo largo de las décadas posteriores a la guerra, volúmenes bellamente producidos curaron un punto de vista colectivo, señalando lo que el campo consideraba en términos generales digno de discusión o ejemplar.
A través de los principales centros culturales, un puñado de publicaciones moldeó este discurso: sus perspectivas eran típicamente sofisticadas, profesionales y cuidadosamente editadas—destilando una producción global indisciplinada en una pequeña constelación de proyectos notables. El sistema privilegiaba ciertas prácticas y geografías, pero también amplificaba la arquitectura para audiencias más amplias. Los edificios comenzaron a instalarse en la imaginación pública; los viajes culturales—viajes realizados expresamente para experimentar la arquitectura—pasaron de ser una rareza a convertirse en un ritual.
A medida que los países en África emergieron del colonialismo a mediados del siglo XX, muchos expresaron sus identidades independientes a través de la arquitectura. Este proceso continúa varias décadas después, ejemplificado por varios nuevos museos en África Occidental, recientemente completados o en proyecto. Aunque varían en propósito y forma, tienen algunos objetivos comunes: abordar la necesidad de restitución de muchos artefactos tomados durante el colonialismo y que en su mayoría se mantienen en museos europeos; y definir un museo con identidad local en oposición a una importación no contextual.
El ruido de las conversaciones superpuestas, las luces intermitentes de una cartelera, los pasos apresurados en la acera y el constante martilleo de una obra cercana: los espacios públicos a veces se perciben como entornos donde los estímulos se acumulan y con frecuencia nos sobrepasan. Cada persona percibe y responde a estos impulsos sensoriales de manera distinta, y reconocer la neurodiversidad significa comprender que algunos individuos requieren más tiempo para adaptarse, recorridos a ritmo más lento o interacciones más graduales con su entorno. Estos encuentros plantean preguntas fundamentales sobre el espacio público contemporáneo: ¿cómo puede acoger la diversidad de formas en que las personas lo perciben y lo habitan? ¿Cómo podemos imaginarlo como un espacio que abraza todas las maneras de experimentarlo?
Grupo de construcción para Circo-lô en la Asociación IDE, en Botucatu | SP. Foto: Tomaz Lotufo
Históricamente, las primeras universidades del modelo contemporáneo fueron implantadas en Europa como instituciones orientadas a la formación de élites para servir al Estado y a la Iglesia, y no para promover la emancipación social. Con el avance del capitalismo, se consolidaron como espacios privilegiados de producción y reproducción de la cultura occidental moderna. Sin embargo, a partir de la década de 1960 —especialmente después de las revueltas estudiantiles de mayo de 1968—, el énfasis académico se volvió hacia valores relacionados con el mercado, reemplazando los ideales humanistas y críticos. Las ciencias humanas perdieron espacio, mientras que las áreas técnicas pasaron a ocupar un lugar central, muchas veces alejándose de la reflexión crítica sobre el impacto social de sus prácticas.
¿Qué es la arquitectura? Para algunos, su función tradicional es reunir imaginación, conocimiento técnico y capacidad de resolución, permitiendo a los arquitectos proyectar y construir mientras equilibran las ideas con los medios para llevarlas a cabo. Desde la piedra y la madera de las primeras construcciones hasta el acero y el hormigón del siglo XX, cada época exigió no solo comprender la forma, sino también las propiedades y el potencial de los materiales empleados. Este dominio de los materiales siempre ha sido una parte esencial del proceso creativo, aunque su alcance estuvo limitado por los saberes y las tecnologías disponibles.
Con el tiempo, ese equilibrio ha comenzado a cambiar. Los arquitectos han pasado de limitarse a utilizar materiales a diseñarlos activamente, aplicando principios científicos y experimentando con procesos biológicos, químicos y computacionales. Esta evolución ha ampliado las posibilidades de la arquitectura, entrelazando naturaleza, tecnología y arte, mientras impulsa el rol del arquitecto hacia una dimensión más experimental y guiada por la ciencia, en la que la manipulación y creación de materiales se convierten en el núcleo del acto creativo y no solo en un medio para alcanzar formas o estructuras.
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Cortesía de Cortesía de La Feria De Diseño Medellín
Hacer preguntas es el primer paso para cuestionar lo que damos por hecho y abrir nuevas posibilidades para planear y construir. Estas preguntas, valiosas por sí mismas, adquieren mayor fuerza cuando se comparten y se examinan desde diferentes perspectivas. Al intersectar con las experiencias de profesionales y marcas, tejen miradas que enriquecen la discusión. Las ferias y eventos de diseño en todo el mundo se han convertido en espacios donde estas conversaciones cobran impulso, favoreciendo las conexiones y fomentando dinámicas colaborativas. En este panorama, Colombia se ha consolidado como un punto de encuentro, funcionando como plataforma que impulsa la arquitectura y el diseño en Latinoamérica y el Caribe, al tiempo que proyecta la voz de la región en el escenario global.
Comayagua es una ciudad en el centro de Honduras ubicada en un valle del mismo nombre. Ocupa un lugar fundamental en la historia de la nación, habiendo servido como su capital colonial y republicana temprana durante más de 300 años. Sin embargo, cuando la capital fue reubicada a Tegucigalpa en 1880, la expansión urbana de Comayagua se detuvo, preservando inadvertidamente un amplio y rico patrimonio. A principios de la década de 1990, gran parte del legado arquitectónico de la ciudad estaba en un estado de deterioro. Reconociendo la urgente necesidad de protegerlo, los gobiernos de Honduras y España iniciaron un esfuerzo colaborativo, con el objetivo de poner en marcha un programa de restauración a largo plazo para crear un marco de políticas que asegure la preservación del centro histórico de la ciudad por los años venideros.
La innovación está en el corazón de la arquitectura, expresándose a través de nuevos enfoques de diseño, la experimentación con materiales y, por supuesto, nuevas formas de habitar. Como resultado, la concepción de los edificios y los espacios interiores está en constante cambio. Esta evolución se hace especialmente evidente en regiones con un rico patrimonio cultural, como España, donde la innovación reinterpreta las formas tradicionales de relacionarse con el espacio. Esta atención a la memoria y a la vida cotidiana se extiende al interior, donde cada intervención tiene el potencial de redefinir activamente cómo las personas experimentan un espacio y abrir nuevas posibilidades para habitar e interactuar.
ArchDaily se enorgullece en revelar a los ganadores de la 5ª edición de Next Practices, reconociendo a 20 prácticas arquitectónicas innovadoras de todo el mundo. Estas firmas representan la creatividad, la innovación, el enfoque interdisciplinario y la responsabilidad social que están moldeando el futuro de la arquitectura y expandiendo sus horizontes.
España combina diversidad cultural y una larga tradición constructiva que se refleja directamente en su arquitectura. El país alberga escuelas influyentes, una producción teórica constante, una generación activa de arquitectos y una industria de la construcción consolidada, con sólidas capacidades en innovación, estandarización y exportación. La arquitectura española contemporánea se caracteriza por la pluralidad de enfoques y por la articulación entre la tradición material, la tecnología y el rendimiento.
En este contexto, los materiales desempeñan un papel central en la concepción, la expresión y la funcionalidad de los edificios. El acero, el vidrio, el ladrillo, la piedra y la madera siguen siendo recursos esenciales en la práctica arquitectónica, pero su papel va mucho más allá de la materia prima. Una vez procesados industrialmente, estos materiales se transforman en una amplia gama de productos y sistemas, como paneles técnicos, fachadas ventiladas, componentes estructurales, revestimientos extruidos y sistemas de brise-soleil.
A medida que las ciudades y comunidades se adaptan a nuevas realidades culturales, ambientales y sociales, la arquitectura está asumiendo un papel ampliado en la configuración de espacios de resiliencia, reunión e imaginación. Esta edición de Arquitectura Ahora destaca seis proyectos recientes que abarcan continentes y tipologías, desde la rehabilitación de paisajes post-industriales hasta arquitectura sagrada, pabellones culturales y centros cívicos. Ya sea a través de la innovación en mass timber en Vancouver y Jülich, la reutilización adaptativa en Ostrava, un pabellón infantil en Londres, un centro espiritual en India, o una iglesia paramétrica en Kiev, cada proyecto demuestra cómo el diseño puede unir patrimonio e innovación, al mismo tiempo que fomenta la conexión, el cuidado y la comunidad.
Trabajando con el lugar en vez de contra él, la exposición "Arquitectura es Cooperación" comisariada por Josep Ferrando hace énfasis sobre el valor de la cooperación en la esencia de la arquitectura. Dando a conocer el trabajo de profesionales, organizaciones y comunidades en proyectos de cooperación impulsados desde España, la instalación se materializa a partir de un diseño expositivo en tierra y madera. De esta manera, entiende la elección de estos materiales no solo desde su estética o simbolismo sino desde su funcionalidad y compromiso con los principios de la economía circular. Hasta el 30 de septiembre de 2025, la muestra se expone en la Casa de la Arquitectura en Madrid resaltando la necesaria atención de la arquitectura sobre las demandas de las sociedades y colectivos más vulnerables alineando el lenguaje constructivo con el contenido de la exposición.
Lina Bo Bardi / Preliminary Study – Practicable Sculptures for the Belvedere at Museu Arte Trianon, 1968. Credit line: Doação Instituto Lina Bo e P.M. Bardi, 2006. Cortesía de MASP.
Aldo van Eyck y Lina Bo Bardi fueron dos figuras subversivas. Sus visiones de colectividad y juego, aunque aplicadas en estructuras muy distintas, tenían como principal punto en común una idea de arquitectura que va más allá del diseño. Un espacio que se hace vivo por la apropiación, por el movimiento y por el intercambio. Desde los parques infantiles holandeses hasta el museo paulista, los ideales de los arquitectos se entrelazan, fortaleciendo la idea de una arquitectura donde cualquier persona se convierte en niño.
¿Y si la mejor forma de jugar no fuera la más segura? Durante décadas, las ciudades han construido parques infantiles limpios, coloridos y fáciles de supervisar. Sin embargo, estos espacios—diseñados más para tranquilizar a los adultos que para despertar la curiosidad de los niños—suelen despojar al juego de lo que lo hace realmente transformador: el riesgo, la imprevisibilidad y la autonomía. Los crecientes estándares de seguridad, la reducción del espacio público y la comercialización del equipamiento han limitado aún más las posibilidades de la exploración independiente. Desde un solar en ruinas en la Copenhague de los años 40 hasta los paisajes de hormigón en el Ámsterdam de la posguerra, arquitectos, urbanistas y activistas se atrevieron a desafiar la idea de que el juego debía ser limpio y controlado. Sus propuestas poco convencionales—hechas de materiales sueltos, formas abstractas y recursos improvisados—ofrecieron a los niños la libertad de construir, demoler, explorar y ensuciarse.
Play Landscape be-MINE / Carve + OMGEVING. Image Courtesy of Carve
Los parques infantiles son instrumentos espaciales a través de los cuales la sociedad proyecta sus expectativas sobre la infancia, poniendo a prueba los límites entre control y autonomía, exposición y protección. Regulan cómo los niños se relacionan con el espacio, con los demás y con sus propios cuerpos, codificando —muchas veces de manera invisible— normas sociales, miedos y aspiraciones. En este sentido, los parques infantiles no son espacios periféricos de ocio; son construcciones políticas moldeadas por ideologías específicas sobre qué es la infancia y cómo debería desarrollarse. Desde 1989, el derecho al juego ha sido reconocido formalmente en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, afirmando que el juego es una parte fundamental del desarrollo humano. Diseñar un parque infantil no consiste solo en trazar líneas en un plano o instalar equipamiento en un parque; es definir las condiciones bajo las cuales el juego es permitido, imaginado o restringido.
El juego trasciende su dimensión recreativa y se convierte en un acto social que anima a los niños a aprender, interactuar, ser creativos y vincularse con su entorno espacial. Como señala Johan Huizinga en Homo Ludens, es un elemento fundamental de la cultura, donde los niños crean vínculos y exploran formas de coexistencia. De este modo, cuando la arquitectura de los espacios de juego excluye ciertos cuerpos o modos de participación, la experiencia colectiva se fragmenta y pierde parte de su significado. Así, diseñar con la inclusión en mente implica reconocer que el valor real del juego reside en su potencial de ser compartido por todos.
https://www.archdaily.co/co/1033424/patios-de-recreo-inclusivos-todos-pueden-jugar-a-traves-de-la-arquitecturaEnrique Tovar