Al momento de diseñar esta casa, los arquitectos se enfrentaron a un desafío geométrico: proyectar la vivienda en un terreno con forma de cuadrilátero irregular, semejante a un rombo, emplazado en la esquina de las calles Pablo Darntell y República de Israel.
En el occidente de Bogotá, entre la Calle 80 y el Humedal Juan Amarillo, se encuentra uno de los proyectos urbanísticos y arquitectónicos más interesantes de la historia de Colombia: la Ciudadela Colsubsidio. Creada en 1983 como una respuesta a la ley 21 de 1982 que obligaba a las cajas de compensación a crear viviendas para sus afiliados. Es entonces que Colsubsidio, gestora del proyecto, contrata a Germán Samper y le encarga resolver un predio de 130 hectáreas ubicado en medio de dos consolidados barrios (Santa Bárbara y Bolivia) con el reto de articularlos mientras genera una ciudadela que condense diferentes servicios básicos para una población que debido a su ubicación geográfica, estaba distante del centro de la ciudad de Bogotá.
El reto que tenía Samper al frente era desarrollar una estructura urbana clara que articulara en el eje oriental-occidental los barrios existentes y en el eje norte sur, el humedal Juan Amarillo con la Calle 80, principal vía que alimentaría a todo el barrio. Desde el primer trazo, era evidente la preocupación del arquitecto por crear y desarrollar una experiencia espacial para el habitante, donde el mismo barrio fuese el gestor de espacios que integren directamente la vida cotidiana con la arquitectura, responsable de definir los límites espaciales que se pretendieran crear.
Por Arq. Mara Carmignani, Docente Especializada en Historia, Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Córdoba
La Escuela Presidente Sarmiento, localizada en la ciudad de Córdoba, forma parte del conjunto educativo construido entre 1936 y 1940 por el gobierno de Amadeo Sabattini, en la provincia de Córdoba bajo el lema proselitista “agua para el norte, caminos para el sur y escuelas en todas partes” y manifiesta, claramente, la ideología imperante del momento: el racionalismo, la modernización, la máquina, la función. Su calidad arquitectónica y la contundente adopción de pautas de diseño moderno materializan la doble intención de generar hitos y educar, resignificando la forma urbana a través de productos únicos que representan e identifican a una gestión de gobierno particular.
La potencia territorial del nuevo sector, enclavado estratégicamente en la zona alta de Santiago, con una gran vista y próximo al Club de Golf Los Leones, otorgarían a la casa un poderoso escenario. Por esta razón, el diseño debió estar a la altura y tomar en cuenta la pendiente, la vista y la condición de isla dentro de la ciudad.
En 1961 se convocó a un concurso arquitectónico para diseñar la nueva sede de la Caja Agraria, edificio que remataría el Paseo Bolívar, un bulevar creado en Barranquilla con el vestigio urbanístico de viejas escorrentías naturales que desembocaban en una laguna. El Paseo Bolívar (en ese entonces, Paseo Colón), que inicia en la plaza de San Nicolás remataba originalmente en los cuarteles del Ejército que tras su demolición en los años 20, cede sus terrenos para crear la actual Plaza de Bolívar y su remate, el Edificio Palma que sería demolido en 1954 tras 26 años de existencia para prolongar el Paseo Bolívar hacia el norte. Tras el fracaso de prolongar el bulevar, con un remate perdido y con un lote vacío, es que se decide entonces convocar el concurso.
La breve historia atrás contada es sentencia y orden para el diseño y preservación del Edificio de la Caja Agraria, diseñado por Fernando Martínez Sanabria luego de ganar el concurso en 1961 con una propuesta audaz que reunía parámetros urbanos para configurar el espacio interior. Sanabria (Edificio Giraldo, 1959) ya tenía una sería preocupación sobre la relación del paisaje próximo con el edificio y de la abstracción de la ciudad hacia él. Su propuesta, muy lejana de los otros lugares que centraban el edificio en el edificio, ganó justamente porque su diseño se centraba en la ciudad y el volumen sólo le respondía a ella.
Aspiraciones y Frustraciones de la Arquitectura Moderna en Córdoba.
Córdoba presenta una escenografía montada por un proceso que se desarrolla en los debates de fines del Siglo XIX, donde su condición de poblado clerical es combatida ferozmente por un sector de alto interés progresista. Se hamaca entonces desde esta pulsión, su razón de ser de Ciudad, que delinea en materia de arquitectura fragmentos que describen episodios urbanos de una marcada heterogeneidad de improntas, lenguajes, y corrientes arquitectónicas.
Por Arq. Mara Carmignani. Profesora Asistente Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, Universidad Nacional del Córdoba.
Localización
En la ciudad argentina y mediterránea de Córdoba, sobre la margen norte del Río Suquía y muy cercano al centro histórico, se erige el complejo residencial en altura, conocido como “Torres de Junior”, uno de los más singulares de la capital. Su particular inserción en el territorio, la equilibrada relación alcanzada entre unidad y conjunto y, principalmente, el aporte cualitativo que el mismo realiza al espacio público colectivo lo transforman en un lugar reconocible con identidad propia, independiente de la escala urbana.
Siete vigas semi-invertidas idénticas y paralelas determinan la cubierta del edificio. Sección: ocho por cuarenta centímetros. Distanciamiento: ochenta centímetros de eje a eje. Diseño: tres segmentos rectilíneos continuos. El primero, horizontal, presenta siete metros y cinco centímetros de extensión. El segundo, ascendente, presenta tres metros y sesenta centímetros a un ángulo de sesenta y tres grados. Y el tercero, el principal, diecinueve metros y cuarenta centímetros inclinado a un ángulo de dieciséis grados y medio: ángulo próximo a la pendiente natural del terreno.
El proyecto presenta una particular cualidad: desde el exterior se percibe una composición integral, sin embargo, en su funcionamiento interior conviven dos viviendas. Pese a que se ingresa a ambas por la fachada poniente que da a la calle, el ingreso a cada una de ellas está separado. Los accesos de servicio, en tanto, se ubican por los costados hacia el patio.
Si las dos vigas transversales de las extremidades de la losa de cubierta descienden formando los muros externos del nivel principal, se encontrarían perfectamente con el perímetro de la losa del suelo. Si las vigas longitudinales no avanzaran veinte centímetros en voladizo amarrando y alejándose de las vigas de los muros externos de hormigón, no habría espacio para el canal superior y no se crearía una brecha en el nivel principal para iluminar indirectamente el interior. Si los lados de esa planta no fuesen muros externos de bloques de hormigón, no se formarían las fachadas de los dos planos sobrepuestos y una sombra entre ellos, y a veces un tercer plano intermedio.
La Embajada de Japón en México, construida en 1976, es una muestra de la concepción de proyectos conjuntos que lograron reunir a dos culturas tan diferentes y al mismo tiempo tan representativas de la arquitectura moderna.
Esta vivienda es claramente reconocible y distintiva en el Cerro San Luis, por sus formas curvas y de inspiración orgánica. El hecho de aplicar la línea curva, olvidando totalmente el ángulo recto, es un desafío para cualquier diseñador. En este caso, el arquitecto también se ve enfrentado a los desniveles del terreno, los que asume en tres distintos niveles, generando el acceso por el nivel intermedio, que es el nivel de calle.
La Remodelación República, diseñada por los arquitectos Vicente Bruna, Germán Wijnant, Victor Calvo, Jaime Perelman y Orlando Sepúlveda, el año 1967, es la primera obra de renovación urbana gestada por el estado dentro del casco antiguo de la ciudad de Santiago, Chile, y se destaca por la innovadora resolución del problema de densidad en una sola manzana, a partir de dos bloques de departamentos más una plataforma comercial, siendo una de las obras modernas icónicas del país.
La Torre Latinoamericana, diseñada por el arquitecto mexicano Augusto H. Álvarez, es un rascacielos que se ha convertido en emblemático para la Ciudad de México y justamente catalogada como monumento artístico por el INBA. Su estilo característico del movimiento moderno hace referencia a los rascacielos estadounidenses, como el Empire State Building de Nueva York, siendo éste su mayor influencia.
Esta extraña y sofisticada obra de arquitectura, como una monumental y provocativa escultura ultra-moderna, es en realidad una vivienda familiar de diseño vanguardista del arquitecto mexicano Agustín Hernández, conocido por su estilo de Arquitectura Escultórica.
El proyecto del Club de Táchira, ubicado en Caracas, Venezuela, diseñado en conjunto el año 1955, entre el ingeniero Eduardo Torroja y el arquitecto Fruto Vivas, fue ganado en concurso, mientras Vivas aún seguía siendo estudiante de Arquitectura. Lo único que se llegó a construir finalmente fue el llamado “Rancho” del Club, una estructura metálica de cerchas, recubierta en sus dos caras con madera, que generan una membrana parabólica de forma conoidal, que se asemeja al cuerpo femenino.
La construcción del Palacio de los Deportes empezó en el año de 1966 y fue concluida para 1968, año en el que México fue sede de los Juegos Olimpícos. Esta obra es un proyecto colaborativo de los Arquitectos Félix Candela, Antonio Peyrí Maciá y Enrique Castañeda Tamborell. Su forma geodésica y su cubierta de cobre son características de esta obra arquitectónica representativa del movimiento racionalista. Revisa a continuación más imágenes y un video de la obra.
Edificio fiel representante de la arquitectura brutalista mexicana de los años setenta, el Colegio de México fue proyecto de los arquitectos mexicanos Abraham Zabludovksy y Teodoro González de León. El Colegio de México construido en 1976 ha sido sede de uno de los centros de educación de posgrado de mayor tradición en México.