Los arquitectos son conocidos por regresar de los viajes con más fotos de edificios que de personas, y por tener un vocabulario con mucha jerga propia. Por supuesto, estos son estereotipos que no siempre son ciertos. Pero algo que une a la mayoría de los diseñadores es la obligación de prestar atención a cada uno de los detalles que componen un proyecto; ya sea el material que recubre la fachada, la unión entre los pisos, cómo se abren las puertas, el tipo de marco, la elección de moldajes para el hormigonado, y muchas otras opciones. Pero un detalle que suele pasar desapercibido para la mayoría (y que marca una gran diferencia en el aspecto de los proyectos de interiores) son las molduras, también llamadas zócalos o rodapiés.
El estado de Baja California Norte se encuentra ubicado en la región noroeste del país, sus divisiones geográficas limitan con California (en los Estados Unidos), Sonora y Baja California Sur (en México). De igual forma, junto con Baja California Sur, son los dos únicos estados de México que se asientan frente al Océano Pacífico y al Mar de Cortés al este y al oeste respectivamente, resguardando algunos de los paisajes y costas más impresionantes de todo el territorio mexicano.
Peter Zumthor, en una de sus obras más emblemáticas, le da al hormigón una dimensión casi sagrada. Es la pequeña Capilla de Campo Bruder Klaus, una construcción robusta y sensible ubicada en un pueblo de Alemania. El cemento blanco, mezclado con piedras y arena de la región, aporta un tono terroso a la construcción. Las 24 capas de este concreto fueron vertidas, día tras día, por mano de obra local, y fueron comprimidas de una manera inusual. Su exterior plano y liso contrasta con su otro lado, hecho de troncos de madera inclinados, formando un vacío triangular. Para remover los encofrados internas, los troncos fueron quemados en un proceso controlado, reduciendo los registros a cenizas y creando un interior carbonizado, que varía entre negro y gris, con la textura de los negativos de los moldajes que alguna vez contuvieron hormigón líquido. El resultado es una obra maestra de la arquitectura, un espacio para la reflexión y la transformación, en el que el mismo material aparece en formas diametralmente opuestas.
Ya sea mediante lucarnas tradicionales, claraboyas superiores, aberturas lineales, tragaluces tipo linterna o cubiertas tipo shed, la manipulación e incorporación de luz natural en los proyectos arquitectónicos puede significar un cambio radical en la percepción de los espacios interiores y las atmósferas. La cocina, como espacio de trabajo, es considerada en muchos proyectos de viviendas como un área central donde los residentes pasan una gran cantidad de tiempo de sus vidas diarias. Brindar una buena calidad de luz permitirá incrementar el confort visual y proporcionar un mayor bienestar a quienes realicen tareas en esos espacios.
Los elementos metálicos han sido utilizados en la arquitectura y la construcción durante cientos de años -ya sea para materializar cubiertas, como elementos decorativos, o incluso para reforzar estructuras de mampostería-. Sin embargo, no fue hasta la segunda mitad del siglo XVIII que aparecieron las primeras estructuras construidas integralmente en hierro fundido: los puentes. Un siglo después, el hierro fue sustituido por una aleación más resistente y maleable que aún hoy se sigue utilizando en proyectos arquitectónicos: el acero.
Más denso que el hormigón, la resistencia del acero subvierte su peso y proporciona una mayor rigidez con una menor cantidad de material –permitiendo generar estructuras más ligeras y delgadas en comparación con otros materiales como la madera o el propio hormigón-. Aunque no es el material más utilizado en proyectos de arquitectura residencial, su uso ha permitido la construcción de algunos interesantes -y bellos- ejemplos de casas contemporáneas en Brasil:
Desde las esculturas de Miguel Ángel hasta las estructuras de los templos griegos, los interiores de castillos y palacios, y el emblemático Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe, cuando nos acercamos a la historia de la arquitectura y la escultura, es inevitable que no hablemos del mármol. Originado a partir de la reacción química que sufre la piedra caliza al exponerse a temperaturas y presiones muy altas, durante miles de años, este material noble es una roca metamórfica que generalmente se encuentra en regiones donde se ha producido actividad volcánica. Su extracción, por sí sola, ya es un espectáculo.
De la misma forma como los colores de una pintura o fotografía abstracta pueden producir un cierto estado de ánimo, los colores de un edificio o habitación pueden influir profundamente en cómo se sienten las personas que lo habitan. Fisiológicamente, muchos estudios han demostrado que la luz azul ralentiza la producción de melatonina, manteniendo a las personas más alertas o despiertas incluso de noche. Psicológicamente, las personas asocian ciertos colores con ciertos sentimientos siguiendo patrones culturales y experiencias previas; por ejemplo, pueden percibir el color rojo como amenazante o aterrador debido a su conexión con la sangre.
En conjunto, la elección del color de un espacio puede tener efectos complejos sobre cómo se sienten sus usuarios, mientras que una fachada se puede percibir de maneras dramáticamente diferentes dependiendo de sus tonos. A continuación, resumimos las asociaciones emocionales de cada color, evaluando sus diferentes efectos al utilizarse en el espacio arquitectónico.
Se dieron a conocer los ganadores continentes de los premios Prix Versailles 2019, un reconocimiento anual que celebra proyectos de arquitectura comercial en todo el mundo.
En esta ocasión, seleccionamos los 11 proyectos ganadores para la región de América Central, el Sur y el Caribe, dentro de las 4 categorías principales: tiendas, centros comerciales, hoteles y restaurantes. En septiembre, se conocerán a los ganadores de la final mundial.