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La semana pasada todos estuvimos al tanto del devastador efecto de la tormenta Sandy y su terrible paso por Nueva York. Los medios se llenaron de imágenes, videos y testimonios de este evento. Podría decirse que una sola imagen logró ejemplificar el desastre en toda su extensión y nos referimos a aquella fotografía que aparece en la portada del New York Magazine y que fue tomada por el fotógrafo de arquitectura Iwan Baan .
Bajo este contexto, tuvimos un contacto con el fotógrafo preguntarle como logró esa increíble imágen de la ciudad de Nueva York bajo el devastador efecto de Sandy, para y nos contó como fue enfrentarse al frío y al vuelo.
Para saber más sobre esta historia los invitamos a seguir leyendo a continuación.
Empecé llamando a todos los pilotos de helicópteros que conocía en el área de Manhattan y estaban todos o sin combustible, ocupados ayudando o sin suministro eléctrico. Para mi alivio, puede obtener el contacto con un piloto a quien había conocido una semana antes, y acepto volar.
El día después que Sandy apareció, yo había arrendado un auto en Manhattan para tener por si acaso, pero la compañía había entregado mi reserva dejándome sin auto y sin medio alguno para llegar al helipuerto.
Luego de muchas negociaciones, finalmente encontré un auto para arriendo en el aeropuerto JFK. Luego de 4 horas parado en tráfico, con los puentes cerrados y con una cuenta de $2,000.00 USD, logré llegar al aeropuerto.
Antes de poder calmarme frente a lo que estaba pasando, mi teléfono sonó. Era el New York Magazine llamando, y lo único que entendí frente a la comunicación entrecortada fue que la palabra helicóptero. Con las líneas telefónicas colapsadas era imposible escuchar lo que decían, pero entendí que había un helicóptero disponible y decidí acercarme al helipuerto a como de lugar, pensando que luego de estar tratando de moverme por Manhattan por 4 horas seguidas ese viaje sería una brisa.
¡Arrendar el auto, buscar gasolina y moverme a través del tráfico para llegar al helipuerto, fue lejos lo más difícil en la toma de esta fotografía!
El helicóptero no tenía puertas, hacía un frío impresionante y el recorrido sobre Manhattan tardó más de una hora. Durante esa hora que pasé sobre la ciudad, supe que quería capturar esas dos ciudades: una vibrante y pulsante que era reconocible de modo vivido, y so antónimo: la ciudad sin vida que se tornó negra y siniestra.