
La Bienal de Arquitectura de Venecia tuvo su primera edición en 1980, revelando de inmediato su vocación para reunir imágenes que se convertirían en referencias esenciales para la teoría y la práctica de la arquitectura contemporánea. Un efecto disruptivo respaldado en su edición inaugural por la extrañamente familiar estructura flotante diseñada por Aldo Rossi y titulada como Teatro del Mondo. Efímero y arquetípico al mismo tiempo, el proyecto fundamentó temas estructurales del debate italiano en los años siguientes, suscitando hasta hoy reflexiones sobre la atemporalidad, imaginación y memoria de las ciudades.