La automatización se está integrando rápidamente a la vida cotidiana y laboral de muchas personas, alcanzando inevitablemente a la industria de la construcción. Si bien la tecnología de los robots albañiles es considerada por muchos como un síntoma del siglo XXI, su historia que se remonta a la década de 1960, transformándose dramáticamente desde su aparición limitada. ¿Hasta dónde evolucionarán estas tecnologías? Conozcamos algunos de sus últimos avances.
https://www.archdaily.co/co/928475/la-evolucion-de-los-robots-albaniles-cambiando-las-reglas-de-la-construccion-tradicionalLilly Cao
La altura del techo de un espacio influye en gran parte en nuestra percepción del mismo. Generalmente, los códigos de construcción locales definen las dimensiones mínimas, que se calculan para proporcionar una calidad de vida adecuada en el ambiente. Pero la altura exacta de los techos suele estar definida por la dimensión de los materiales que componen el edificio, la altura de las losas o, incluso, por el cálculo de las dimensiones de los escalones. Es común que, con la densificación de las ciudades y con el objetivo de aumentar la rentabilidad, los desarrolladores opten por crear techos mínimos en casas y oficinas, reduciendo los costos de construcción. Por otro lado, en arquitecturas más antiguas se observan techos más generosos, que generalmente permiten un mayor grado de libertad de diseño. Entonces, ¿cómo aprovechar al máximo estos espacios?
Muchas veces no he podido descifrar si una edificio repleto de árboles encajaba bien en la categoría de "sustentable". De la misma manera, tuve que convencer a amigos y familiares, es decir, personas que no están familiarizadas con la idea, de que este podía estar muy lejos de serlo.
Pareciera que la gran mayoría del marketing contemporáneo en arquitectura sostenible apunta al greenwashing. Ya no existe una brecha clara entre lo que realmente puede o no contribuir a la creación de ambientes más saludables. Cuando llevamos esto a las viviendas, lo que más se construye en el planeta, se vuelve un asunto preocupante.
Cuando se habla de arquitectura bioclimática, principalmente se hace referencia a las prácticas que buscan reducir los consumos de energía y el impacto ambiental de los edificios, ya sea durante su construcción –utilizando, por ejemplo, materiales que disminuyan la huella de carbono o incorporando procesos responsables y adecuados al sitio donde se implantan- o durante suvida útil. Esta combinación de elementos, da como resultado arquitecturas pasivas que aspiran a lograr una reducción en el consumo de energía a largo plazo –ya sea complementando ciertos sistemas mecánicos de ventilación, calefacción y enfriamiento con otros medios pasivos o utilizando en su totalidad sistemas alternativos- mediante la adecuación del diseño, su geometría y su orientación, al relieve, el clima, la vegetación natural, el asoleamiento y la dirección de los vientos predominantes del territorio donde se emplazan.
Cada diciembre, por doquier se ve y oye el mensaje que dice “Todo ha cambiado”. Pero este año es cierto. Las inminentes vacunas pueden traer de vuelta el contacto humano, pero el año del Coronavirus nos ha cambiado.
Creo que 2020 terminó el siglo XX en arquitectura. La arquitectura nunca lidera en períodos cruciales. El modernismo nació de un mundo occidental que abandonó las monarquías y se sumergió en la Revolución Industrial: no causó ninguna de las dos.
2020 ha cambiado fundamentalmente nuestras rutinas espaciales y la actual crisis de salud provocó una gran cantidad de especulaciones sobre cómo se desarrollará nuestra vida cotidiana. Con el año terminando, observamos cómo la pandemia aceleró algunas tendencias arquitectónicas que ya estaban en marcha y cómo puso en tela de juicio otras ideas bien establecidas.
El ingreso de luz natural, la mejora de las condiciones de ventilación y la posibilidad de potenciar la conexión con la naturaleza sin que esto implique una pérdida de la privacidad, son algunas de las ventajas asociadas a la incorporación de jardines y patios interiores en proyectos de arquitectura.
Este viernes 20 de noviembre se anunciaron los ganadores de la XXI Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito (BAQ2020) durante la trasmisión del evento online de clausura.
Fabricado entre 1924 y 1928, el Avions Voisin C7 presentaba una construcción innovadora para la época. El uso intenso del vidrio, la carrocería de aluminio y los ángulos agudos se referían a las formas de un avión. Este era el coche que a Le Corbusier le gustaba aparcar delante de sus obras; para el arquitecto, el coche era la traducción definitiva de la modernidad y la técnica combinadas en un solo objeto. Creía firmemente que la arquitectura tenía muchas lecciones que aprender de la máquina.
Con 3 velocidades y 30 caballos de fuerza, casi nadie usaría este automóvil en la actualidad, y la industria automotriz ha experimentado numerosas innovaciones desde entonces. La arquitectura de Corbusier, sin embargo, no parece tan anticuada a la vista: son los coches registrados junto a un edificio de nueva construcción los que más muestran la antigüedad de la foto. Encontrar subvenciones que denuncien la época de la fotografía es un método eficaz, y para la arquitectura esto es aún más evidente. Ya sea un electrodoméstico, una computadora de escritorio o un detalle concreto, hay elementos que facilitan este trabajo.