Arquitecto: Elizabeth Hernández Henríquez Constructora: Emilio Villa Romero Ubicación Vivienda: Sector rural Trincao, Quellón, Chiloé Superficie Terreno: 5000 m2 Superficie Vivienda: 61 m2 Fotografías proceso: Elizabeth Hernández Henríquez Fecha inicio construcción: 1 Agosto 2011 Fecha estimada de término: 28 Octubre 2011 Materialidad: Madera, Onduline Fotografías: Cortesía de Elizabeth Hernández Henríquez
El habitar un nuevo lugar puede ser estimulante, renovador y desafiante, marcando desde un principio a quien se integra a sus costumbres y formas de convivir. La joven Arquitecta santiaguina, Elizabeth Hernández Henríquez, encantada por las características sociales y geográficas de Chiloé, ha decidido radicarse en la Isla luego de un año de trabajo para Servicio País, proyectando y construyendo su propia casa-refugio en la ciudad de Quellón, provincia de Chiloé.
El emplazamiento escogido, es un terreno en pendiente ubicado en el sector rural de Trincao frente a un plano cubierto de hierba que invita a acercarse al borde, que tiene vista al mar, a las islas Cailin, Coldita y al volcán Corcovado.
La casa se ha concebido, desde el sitio que ocupa hasta su diseño, como un refugio, para escapar de la borágine de la capital a un paraje donde la vida pasa más lentamente, pero donde se debe lidiar con la lluvia, el frío y el mar, resultando un refugio a la vista, que se muestra como un recurso de abrigo y descanso, luego de un largo viaje para llegar.
Es un volumen compacto, que se independiza de la tectónica del sector con pilotes de ciprés como fundación, confiriéndole una postura estratégica, donde la tierra se sumerge lentamente en el agua.
En el acceso a la vivienda se encuentra la “chiflonera”, que cumple la característica de aislar la puerta principal del viento y la lluvia. La disposición que se hace cargo del programa, busca resolver el diario vivir de su habitante de manera expedita, sin perder la oportunidad de disfrutar de distintos espacios, lo que se logra a partir de un estar-comedor en doble altura con vigas a la vista que articula todos los demás recintos. En lo más elevado de la casa se encuentra un altillo, donde se duerme, se proyecta y se tiene momentos de ocio. Éste se abalcona hacia la doble altura de la vivienda, generando un gran espacio central.
La disposición y tamaño de las ventanas de madera, han sido pensadas para permitir que el interior y el exterior dialoguen encauzando las vistas por los distintos aposentos, connotándolos en su comunicación con el entorno.
En el revestimiento exterior de muros y techumbre se utilizaron planchas de “Onduline” color negro en los muros como una negación de todos los colores, el cual está pensado para crear un punto de interés en medio del verde predominante de la zona. La característica de este material, es su gran resistencia a la lluvia y la incorporación de aislante en su cara interior, reemplazando la instalación de fieltro. Éstas planchas se fijan sobre placas de OSB. Como aislante se usó lana mineral en todo el perímetro. La totalidad del revestimiento interior es de madera de pino machihembrado, instalada en forma horizontal, lo que permite tener espacios acogedores y cálidos, que contrastan con el frío de afuera, pero armonizan con la naturaleza imperante. Para la baranda interior del medio piso, se usó madera nativa de ciprés la que se conjuga con las vistas del exterior.