Durante los últimos años, las terrazas han cobrado un gran protagonismo en la vida urbana actuando como refugio, espacio de disfrute y reunión, de contemplación o bien como espacio de trabajo al aire libre. Producto de los períodos de confinamiento dados hacia el inicio de la pandemia de Covid-19, estos espacios exteriores donde poder hacer ejercicio físico, conectar con la naturaleza, estudiar o trabajar se volvieron aclamados en especial por quienes viven en las grandes urbes.
Durante los últimos años, hemos explorado distintas formas de aprovechar espacios pequeños en la arquitectura residencial. Desde muebles eficientes y cocinas con sistemas transformables hasta ideas para adecuar electrodomésticos esenciales, los arquitectos hemos comenzado a buscar soluciones efectivas para mejorar la calidad de vida de las personas en escasos metros cuadrados, o para flexibilizar las opciones del espacio en tipologías multifuncionales y de uso mixto.
La cama, como un elemento indispensable, puede utilizarse en favor de estos conceptos. Sus funciones pueden cumplirse sin necesidad de perder espacio valioso, y la experiencia del dormitorio puede enriquecerse si se piensa con cuidado. ¿Cómo reinventar y aprovechar las oportunidades de la cama tradicional?
La madera como recurso constructivo es una cuestión milenaria, tuvo su origen incluso antes de que se desarrollaran las herramientas necesarias para trabajarla y explotar su potencial. Este material se caracteriza principalmente por su gran versatilidad, donde sus ilimitadas formas de uso y su gran capacidad para dotar a los espacios de atmósferas acogedoras, lo convierten en una materia prima frecuentemente elegida en la arquitectura.
Argentina se posiciona en el extremo sur y sudoeste de América del Sur y dada su extensión, cuenta con una multiplicidad de climas y diferencias en la incidencia de la luz solar. Estas condiciones llevaron a muchos profesionales de la arquitectura a pensar en las pérgolas para generar espacios de transición entre el interior y el exterior de las viviendas que permitan satisfacer las necesidades de sus habitantes creando espacios de sombra, de encuentro y de descanso al aire libre.
El término Dúplex –en lo que respecta a tipologías de vivienda- permite múltiples interpretaciones lo cual, en muchos casos, da lugar a una aplicación y uso ambiguo. La definición del concepto dependerá principalmente del país o región en el cual se esté utilizando, admitiendo principalmente dos concepciones. En primer lugar, puede considerarse un dúplex a una unidad de vivienda que posee dos pisos o niveles conectados entre sí por una escalera interior, usualmente esta definición aplica para apartamentos y residencias ubicadas en países como España o Canadá, generalmente presentes en centros urbanos. También se puede considerar como dúplex a un caso específico de proyecto donde dos viviendas se unen en paralelo, teniendo cada una su entrada individual, pero compartiendo una pared central. En general, es habitual que el diseño de estas casas se encuentre definida por una intencionada simetría axial, comportándose como casas gemelas que tienen las mismas cualidades y la misma disposición en planta. Este tipo de viviendas dúplex son especialmente comunes en Argentina, Bolivia, Reino Unido, Australia y algunos sectores Estados Unidos.
Concebidos con el fin de sacar provecho al máximo de los espacios, el mobiliario empotrado ha ido cobrando cada vez más popularidad resultando una manera práctica de resolver las necesidades de sus habitantes. La capacidad de adaptación al espacio arquitectónico les permite a través de diversas configuraciones o materialidades satisfacer múltiples usos y funciones e integrarse en la arquitectura. Pero es interesante plantearnos la siguiente pregunta ¿es este tipo de mobiliario el que se adapta a los espacios residuales de nuestras viviendas o más bien puede convertirse en el protagonista y generador de los espacios que proyectamos?