Paisaje Transversal

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La Triple Dimensión: una metodología para el diseño colaborativo del espacio público

Publicado originalmente como Diseño colaborativo del espacio público. La Triple Dimensión, esta nueva colaboración de Paisaje Transversal plantea una metodología específica tanto para evaluar la calidad del espacio público como para facilitar el diseño urbano "si queremos transformar el espacio público en una trama viva", explican los autores.

El espacio público es el fluido que unifica la ciudad, la trama que cose la edificación y teje las relaciones sociales, económicas y ambientales; condiciona cuestiones tan relevantes como la movilidad, la convivencia y el intercambio cultural de una comunidad, así como la calidad ambiental que repercute directamente sobre la salud de todas las personas.

El espacio público determina nuestro día a día y nos ofrece o arrebata espacios de socialización. Es, por lo tanto un tema prioritario, tanto en la sostenibilidad de la ciudad como en la vida de las personas que la habitan, una cuestión con la que debemos implicarnos no sólo los profesionales del urbanismo sino toda la ciudadanía. Y para ello es necesario que la población sea conocedora de los factores que fijan la habitabilidad y funcionalidad del espacio público al igual que reconoce las características de una vivienda digna.

Urbanismo en beta permanente

Estamos siendo testigos de un momento histórico, nos encontramos en los albores de un ineludible cambio de época. Las crisis (económica, social, energética y ecológica) en las que vivimos inmersos son algunos de los síntomas más evidentes de ello. No obstante, debemos hacer frente a este contexto desolador desde una perspectiva optimista, viéndolo como una oportunidad para subvertir todos los antiguos paradigmas que nos han llevado a esta dramática situación.

Pero ¿cómo nos preparamos para afrontar los retos urbanos de un futuro que empieza hoy? Desde luego no podemos hacerlo recurriendo a esquemas y herramientas pretéritas; como diría Einstein, «necesitamos nuevas formas de pensar para resolver los problemas de las viejas formas de pensar».

5 puntos básicos para una arquitectura digna

Cuando Paisaje Transversal surgió, hace ya 10 años, una de las razones que también nos movió fue la de exigir y proponer una profesión más responsable y respetuosa con sus propio gremio y con el resto de la sociedad. En aquel momento veíamos, y aún vemos, que una de las consecuencias más perniciosas del ensimismamiento y la autosuficiencia de la Arquitectura (la A mayúscula es irónica, somos más de hablar de arquitecturas), tanto en el mundo profesional como (de forma superlativa) en las universidades, es la grave ignorancia que crea en torno a temas tan básicos como el trabajo, la gestión de empresas o la ley, entre otras muchas otras.

Este extendido desconocimiento impuesto y autoimpuesto con orgullo, por tratarse de temas grises y secundarios, ha conllevado en la práctica un sistema anómalo donde, con demasiada frecuencia, se defrauda, explota, precariza y autoprecariza. Y esto, naturalmente, acaba perjudicando a los profesionales, a la profesión y a la sociedad.

Una causa no evidente de este fenómeno proviene de que, en muchos casos, esta dejación de funciones es voluntaria, basada en una posición liberal insolidaria y antisistema, o causada por la precariedad de una profesión que en algún momento fue pudiente y que no quiere asumir su nuevo estatus.

Enumeramos a continuación cinco principios que sentimos necesario difundir y reivindicar para reconstruir una profesión digna y responsable:

De la privatización a la colectivización de los espacios públicos

Desde la antigua Grecia, el espacio público ha sido el principal lugar de encuentro y socialización en las ciudades y pueblos, soporte de multiplicidad de actividades así como de debate político y empoderamiento colectivo. Un bien común desde el que poder fomentar la igualdad, el respeto y la solidaridad como base a una sociedad más justa. Una de las principales características del espacio público es su capacidad de adaptación y de apertura a nuevos retos y nuevos usos.

Sin embargo, en los últimos años, la concesión de licencias para la ocupación de la vía pública se ha convertido en un negocio al alza para los ayuntamientos. La regularización y limitación legal del uso de nuestras plazas y otros espacios a través de ordenanzas o normativas municipales es una de las principales dimensiones de la privatización de espacio público. Entendemos privatización como el proceso mediante el cual se establecen las condiciones que restringen el acceso libre a un bien común. La sobreexplotación del espacio público para el beneficio de empresas establece un modelo urbano consumista y poco recomendable para la ciudadanía.

¿Qué herramientas tenemos para diseñar de forma colaborativa el espacio público?

Cuando se trata de diseño los canales que se abren para la recogida de información son vitales en el éxito del proceso. La diversidad y la amplitud del público al que van dirigidas nuestras preguntas, cuestiones e interrogantes es tan amplio que debemos pensar en procesos que permitan que todos aporten y, además, lo hagan de modo constructivo sobre un tablero de juego común, ya que sólo así podemos alcanzar a un diseño colectivo. Gracias a nuestra experiencia hemos ido testeando la eficacia de diferentes herramientas y seleccionado las que desde Paisaje Transversal consideramos más eficaces.

Como siempre es mejor dar ejemplos para entender y aplicar a la realidad lo que hacemos, hemos decidido aprovechar el proyecto en Torrelodones para mostraros estas herramientas. Se trata del diseño colaborativo de la remodelación del parque Pradogrande, un parque de más de 4 ha situado en la parte de la ciudad madrileña denominada como La Colonia y que se extiende por el núcleo urbano. El actual uso del parque, así como la diversidad de actividades que aloja –en él tienen las fiestas populares, otros eventos puntuales, están las pistas deportivas, el área infantil, canina, etc-, hace que sea aún más importante analizar junto a sus usuarios cada cambio y cada reforma.

Entonces, ¿cómo proponemos escuchar al parque y a los usuarios?

¿Cómo mejorar la movilidad sin ser ‘anticoche’? El reto de #CallesCompletas

Son muchos los movimientos que reivindican alternativas a la actual movilidad en las ciudades, hechas por y para la circulación de vehículos y lastradas por la vieja mentalidad urbanística que ponía en el centro de todo al coche. Los motivos también son muchos: mejorar la salud de las personas, empezar a usar de forma más racional los recursos económicos a la hora de movernos, rebajar los niveles decontaminación (tanto la acústica como la atmosférica), e incluso la propia eficacia a la hora de desplazarnos empleando el menor tiempo posible.

Sí, nos referimos a los eternos e inevitables atascos diarios que todos hemos sufrido. 

Entonces, si todos son ventajas para todos los sectores, ¿por qué no tenemos ya implantado un sistema alternativo de movilidad en nuestras calles? Hay muchas respuestas a esas preguntas. Empezando por la resistencia al cambio de parte de la ciudadanía, a la falta de priorizar este tema en los programas políticos, pasando porque no hay un modelo universal ni mágico que pudiera solucionar todos los problemas de golpe en todos los lugares. Superando estas barreras, podemos empezar poranalizar quién usa en la actualidad las calles, quiénes no y sus motivos.

El reto de #LeerMadrid: orientación y morfología urbana

¿Te despistan los bloques de ladrillos iguales? ¿No sabes si girar en esta esquina o la siguiente porque todos los edificios de manzana son iguales? ¿No te orientas entre las calles estrechan y desiguales del centro de la ciudad? Resulta que es algo que le pasa a muchas personas y por eso es fundamental que las ciudades que impliquen en los sistemas de señalética pensadas específicamente para los peatones.

Los beneficios son muchos. Para empezar, porque es una buena manera de promover los desplazamientos que menos contaminan: a pie. Esto tiene como ventajas al descongestión del transporte público, el descenso de los vehículos rodados, conocer mejor la ciudad y la reactivación de los comercios de calles secundarias, por no mencionar su impacto en los turistas y visitantes ajenos a la ciudad. Esto es parte de lo que pretende el proyecto #LeerMadrid, que desarrolla en la actualidad Paisaje Transversal junto con Applied Wayfinding, Avanti Avanti, Urban Networks/CGR y Dimas García Moreno.

Smartcitizens: De la smart city a la ciudadanía inteligente

La smart city, esa gran promesa contemporánea para dar solución a las problemáticas de la ciudad, arrastra una trayectoria de contradicciones, que desemboca en un nuevo término heredero de conceptos arraigados en la sociedad del conocimiento: smartcitizens. Precisamente el reconocimiento de esta expresión hace patente la necesidad de revisar los impactos derivados de soluciones urbanas exclusivamente tecnológicas que dieron forma a las propuestas iniciales de las smart cities. Así, el concepto smartcitizens representa a las iniciativas fruto de la inteligencia colectiva que proyectan el camino hacia el cambio de la estructura socioeconómica de nuestras ciudades,basado en la capacidad de estar conectados, compartir información y ser proactivos con nuestro entorno.

Smart cities aquí, smart cities allí, smart cities everywhere. Desde hace unos años estamos siendo testigos del boom de las smart cities (‘ciudades inteligentes’), hasta el punto que parece que de la noche a la mañana todas las ciudades son smart1. De esta manera, la popularidad del término ha experimentado un crecimiento exponencial, eclipsando otras conceptualizaciones previas más integrales como la ‘ciudad sostenible2, o aquellas otras que respondían de una manera más adecuada a la era en red y a las nuevas relaciones socioeconómicas derivadas de ella, como la ‘ciudad del conocimiento’ 3.

¿Es posible volver a vivir en el centro de las ciudades? #OlotMésB dice sí

Son muchas las ciudades que van viendo como sus cascos históricos se marchitan poco a poco: cierran negocios, bajan las reformas, el número de alquileres decae y no hay recambio generacional en la zona. Las comodidades de las zonas nuevas de construcción (ascensor, aparcamiento, comercio) hacen que muchas nuevas familias no se planteen volver a residir en las calles céntricas. Este es el caso de Olot en España, que a diferencia de otras ciudades ha querido tomar cartas en el asunto y ver con claridad el motivo de este abandono progresivo de su núcleo antiguo. Para ello, decidieron recurrir a un proceso que en todo momento aunara la opinión vecinal con los grupos de expertos, como ya se realizó en el barrio de San Miquel en Olot.

La oficina de innovación urbana Paisaje Transversal ha acompañado desde abril de 2017 al consistorio catalán en su empeño por mejorar la calidad de vida del centro y volver a dotarlo de la vida que nunca dejó de tener. Para entenderlo, recientemente se presentó el Diagnóstico Participativo que corresponde a la segunda fase del proyecto #OlotMésB, que tiene como objetivo diseñar el PIAM (Plan Integral de Acciones de Mejora) del Nucli Antic de la ciudad. Este documento tiene como objetivo principal el análisis de las realidades del casco antiguo de la ciudad a través de diferentes instrumentos como la recogida y tratamiento de la información ciudadana y técnica, como herramienta para definir las directrices estratégicas y las acciones de mejora de acuerdo con las realidades estudiadas. Desde el inicio del proceso, la participación ciudadana ha sido vital y lo seguirá siendo en las fases siguientes.

Desmontando mitos y falacias sobre la participación ciudadana en el urbanismo

En los últimos años, hemos asistido al auge del concepto «participación ciudadana», especialmente en el ámbito de la política. Como suele ocurrir, este auge no viene exento de polémica y tiene sus riesgos. Al igual que sucedió con el término «sostenibilidad», la participación puede quedar relegada a ser una cortina de humo tras la que esconder determinados tipos de despotismos políticos. Un ejemplo claro lo tenemos en Holanda; en septiembre de 2013 el rey Guillermo Alejandro anunció «el paso hacia una sociedad participativa» para justificar el desmantelamiento del Estado del bienestar a través de políticas neoliberales y los recortes más duros que dicho país haya sufrido.

Está claro que el ámbito del urbanismo y el planeamiento urbano no ha sido ajeno a esta tendencia. Si bien el desarrollo de figuras legales de planeamiento urbano (Planes Generales, Planes Parciales, Planes Especiales, etc.) está sujeto legalmente a plantear mecanismos de participación pública, lo cierto es que estos suelen reducirse al periodo de alegaciones y exposición pública. De este modo lo que se logra es remplazar la participación por mecanismos que pertenecen únicamente al ámbito de la comunicación e información.