- Área: 2655 m²
- Año: 2006
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Fotografías:Adrià Goula
El proyecto surge de un concurso de ideas del año 2000.
Ha recibido el Premio Bonaplata 2006 a intervenciones en el Patrimonio Industrial.
El Complejo Deportivo Municipal Can Ricart es un edificio situado en el corazón del Raval sur, en Barcelona, una zona con actuaciones importantes en los últimos años. El equipamiento es importante para la revitalización del barrio en su sector tradicionalmente más degradado, y tiene que contribuir a la integración de todos los sectores sociales habitantes de la zona a través de su uso en las actividades deportivas y de bienestar.
El edificio completa la manzana comprendida entre la Rambla del Raval y los Jardines dels Horts de Sant Pau. A nivel arquitectónico la estrategia del proyecto partía de unas preexistencias que lo hacían especialmente complejo, pues en el conjunto se han integrado dos edificios de fuerte entidad como el pabellón polideportivo (de 1989) i el edificio industrial del s. XIX de Can Ricart, presumiblemente del maestro de obras Josep Fontserè. El principal esfuerzo de los arquitectos fue llegar a un conjunto compacto y coherente a nivel funcional, que volumétricamente mantiene la lectura de los tres cuerpos que lo conforman: los dos edificios existentes y la nueva construcción que contiene la piscina, formalmente autónoma.
El edificio de Can Ricart, que estaba en bastante mal estado, se ha rehabilitado con el espíritu del original en sus características definitorias. Se ha rehabilitado la fachada de Josep Fontserè recuperando los colores originales del estucado, y se ha dejado al descubierto un espacio central de doble altura en el que la familia Ricart tenía la sala de contratación. Este espacio se ha rehabilitado con sensibilidad, manteniendo el espíritu del original y recuperando un lucernario que se había cubierto sobre el espacio central. En el resto de fachadas, más maltratadas por las múltiples intervenciones acontecidas a lo largo de los años añadiendo y derribando naves de producción alrededor, la obra consistió en recuperar el orden de aberturas original y dar una pátina unificadora que permite visualizar de forma sutil las heridas de la historia sobre sus muros.
El edificio nuevo es austero en materiales y formalmente contenido. La fachada es de hormigón visto, al que se ha dado una textura que quiere ser un homenaje a los inicios de la industria textil en Cataluña en esta zona de la ciudad.
El espacio principal, la piscina, es abierto y luminoso. Establece unas relaciones visuales intensas por un lado, en toda su anchura, con el Parque de Sant Pau, que está ligeramente elevado, y con la iglesia de sant pau del camp; y por el otro lado con un generoso patio en el interior del complejo, y con la fachada posterior del edificio de Can Ricart.
El proyecto del Complejo Deportivo Municipal Can Ricart fue obtenido mediante concurso público de Ideas. La obra mereció el Premio Bonaplata a la intervención en Patrimonio Industrial 2006.