Borja Fernández

Estudiante de Máster en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid [E.T.S.A.M.] desde 2018. Colaborador en estudios de arquitectura, de elaboración de maquetas arquitectónicas y de modelación VIZ / BIM.

EXPLORA AQUÍ LOS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR

Corrales y Molezún: arquitectura oníricamente racional

Con José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún se repite una situación bastante común en la arquitectura española posterior a 1950: la falta de proyección internacional de arquitectos de talento, en gran parte debido a la ausencia de teoría. Aparte de ello, un carácter intrínsecamente misterioso y enigmático empapa su obra, profundamente reforzado por la actitud de dichos arquitectos para con la misma. Nunca se pararon a explicarla. Nunca estuvieron interesados en dotarla de un fundamento teórico. Todo ello dificulta extraordinariamente la comprensión de su arquitectura, quedando numerosas preguntas sin respuesta; únicamente abiertas a la interpretación de quien se para a reflexionarlas.

Corrales y Molezún colaboraron juntos desde 1952 en numerosos proyectos. Eran personas muy dispares. José Antonio solía definirse como una “persona más rigurosa”, mientras que Ramón era más cercano al “gaie”, provisto de un toque más ligero, casi romántico. Su dupla podría encarnarse, respectivamente, como los dos lóbulos del cerebro: el hemisferio izquierdo, visual, verbal, lineal, controlado, dominante, cuantitativo, etc. en Corrales; mientras que el derecho, espacial, acústico, holístico, contemplativo, emocional, intuitivo … quizás represente más cumplidamente a Molezún. Una pareja más a la larga historia de la creación: Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y el Dr. Watson, …

Madrid habitable: Arturo, el algoritmo diseñado por los ciudadanos

El urbanismo, al igual que cualquier otra doctrina o ciencia, persigue el estudio empírico de la planificación y ordenación de ciudades y territorio. No sólo cuenta con los retos de plantear una movilidad ágil, proyectar un tejido residencial accesible, disponer de suelos para las actividades económicas o resolver eficientemente el impacto energético y medioambiental de todo ello; sino que además busca hacerlo de forma que las ciudades conformadas sean lo más habitables posibles. 

Arturo, en honor a Arturo Soria, es el nombre de un algoritmo entrenado por ciudadanos y diseñado para determinar qué variables urbanísticas son aquellas que hace que nuestras ciudades sean más habitables. Al igual que el propio Arturo Soria, quien dejó ya clara su implicación para con la habitabilidad en intervenciones como la Ciudad Lineal, el algoritmo tiene como objetivo convertir la habitabilidad en un parámetro más, en un dato objetivo. Para ello, necesita de la opinión de miles de ciudadanos para poder construir una idea precisa de qué es la habitabilidad.

Cuando quieres traducir una idea volátil, el dibujo es indispensable

La arquitectura no ilustra o imita ideas nacidas de la filosofía, de la literatura, de la pintura o de cualquier otra forma de representación artística; sino que constituye un modo de pensamiento por derecho propio: el pensamiento arquitectónico. Dicho modo de discurrir, de hacer, necesita de sus propias herramientas como único medio por el que traducir todas esas ideas en algo concreto, en algo real, capaz de comunicar por sí mismo. Una de esas herramientas, tal vez la más indispensable, es el dibujo.

Cómo ver y fotografiar la arquitectura

Los seres humanos somos “máquinas de ver”. Salvo en el caso de aquellos que no cuentan con dicha condición, los ojos son nuestra mayor productora de información. Posteriormente el cerebro de cada cual interpreta dichas imágenes según proceda… No hay que confundir el "mirar", con el acto de "ver" algo. La mirada, respuesta automática y pasiva, debe convertirse en el acto de ver, de procesar todos esos bits de información en algo concreto, tangible. Sherlock Holmes observaba el lóbulo de una oreja con objeto de deducir un parentesco; Proust, el dobladillo de un vestido o la nuca para comprender en profundidad a una mujer… ¿Dónde se oculta el signo? ¿Cómo saber, en una imagen, ya sea verbal, visual o sonora, cuál es la parte significante y cuál el fondo neutro y vacío, el ruido que hay que descartar?

Nuestros ojos son los encargados de captar y embeber dicha información; nuestro cerebro de tratarla y traducirla; pero es la fotografía, más concretamente nuestra cámara, la que consigue retenerla, congelarla en forma de foto, para que una vez nuestros ojos hayan dejado de mirar, comiencen a ver. Como decía Le Corbusier, sencillamente, “hay que ver lo que se mira”.

Algunas consideraciones por si piensas ser autopromotor de tu proyecto

Construir tu propia casa. Ese tal vez sea uno de los deseos de mucha gente, no sólo arquitectos, sino toda aquella persona que quiere ver materializada su imagen de casa soñada. Otros, sin embargo, lo encaran desde una perspectiva más enfocada en el legado: “esta casa la construyó mi bisabuelo” o frases del estilo son el leitmotiv que les mueve. Preservar tu recuerdo en forma de construcción.

No obstante, hay que recordar las inconveniencias de ser tu propio promotor, de no depender del trabajo de ninguna inmobiliaria. Un duro camino. Es por ello que mucha gente abandona ese sueño, evitando las complicaciones, y acaban decantándose por la idea de comprar un piso o un chalet. 

RCR Arquitectes: territorio, paisaje y vida como un único relato inmanente

El archipiélago catalán está conformado, en casi toda su extensión, por una pequeña sierra que lo acompaña, creciendo desde la línea de costa, tangente al mar formando acantilados; hasta la docena escasa de kilómetros que conforman su máxima expresión.

A la arquitectura propia de esa porción costera de terreno se la suele catalogar, recurrentemente, como arquitectura catalana; obviando y contaminando la arquitectura propia de tierra adentro, oscura, sombría, pesada, matérica. Una arquitectura –la interior- de digestiones lentas, de contraluces y aire inmóvil, que huele diferente.

Al noreste, hayamos una comarca donde las hayas permanecen inmóviles y crecen a una altura inferior a cualquier otro sitio del país. Donde la luz es más suave, difuminada; donde las sombras son más tenues y más profundas. Donde llueve diferente. Donde se habla diferente. Donde las masías son diferentes. Ahí viven. Ahí trabajan. Hablamos de Olot. Hablamos de RCR.

Arquitectura bioclimática en España: insosteniblemente sostenible

¿Cuál es la diferencia entre arquitectura sostenible y arquitectura bioclimática? Ambos términos son de frecuente utilidad dentro del gremio, aunque la base de la que nacen fue descubierta muchos siglos antes (si nos referimos a la tradición vernácula de la arquitectura) y los términos que les dan nombre fueron derivados del concepto de “desarrollo sostenible”, propuesto por primera vez por la primera ministra noruega, Gro Brundtland, en la 42ª sesión de las Naciones Unidas en 1987:

“El desarrollo es sostenible cuando satisface las necesidades de la presente generación sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para que satisfagan sus propias necesidades”

Pero, ¿cuál es la diferencia entre ambos? Digamos que son conceptos muy similares, únicamente cambiantes según los propósitos del arquitecto que los utiliza. Me explico. El término de arquitectura sostenible, o sustentable, o arquitectura verde, o eco-arquitectura, o arquitectura ambientalmente consciente... suele ser utilizado por arquitectos que intentan reflejar en su obra una base de noción climática, pero cuyos únicos “gestos” son poco influyentes en lo que a eficiencia energética se refiere. Sus únicas preocupaciones acaban siendo las de hacer ver que su edificio es “eco-friendly” mediante una fachada verde; o cubierta verde en su lugar. En la mayoría de los casos, carecen de fundamento para con el clima. No obstante, el segundo término, arquitectura bioclimática (sin más apellidos), fundamenta su razón de ser en el clima. No importa cuál será la imagen final del edificio, pues todas las decisiones de proyecto nacen de un estudio previo del clima, una herramienta más; y persiguen su reconocimiento y aprovechamiento.

Sáenz de Oiza: una vuelta en bicicleta

El renombrado arquitecto español Sáenz de Oiza [1918 - 2000] era un devoto practicante del ciclismo. Como él mismo confesaba, tras mudarse desde Navarra a Madrid junto con toda su familia para que este comenzase sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid [E.T.S.A.M.], y contextualizados en una España en ebullición política y social, tras el estallido de la guerra civil en 1936, su vida cambió por completo. En 1938 fallece su padre, y es él quien debe hacerse cargo, en cierto modo, del sustento de su familia. Estos recuerdos, el pesar emocional y económico durante sus primeros años de vida, conllevaron a que, tras su posterior éxito como arquitecto, parte de la fortuna económica hacinada hasta entonces la gastase en caprichos materiales de los que no gozó en su momento: coches de alto rango económico o bicicletas, las cuales le gustaba coleccionar.

Otro extraño recuerdo suyo corresponde al momento en que, tras mantener una especie de competición espontánea con otro desconocido ciclista en el trayecto de vuelta de La Granja a Madrid, el otro le preguntó por Puerta de Hierro: “Oye... ¿En qué equipo corres?”. Y se acabó descubriendo que el desconocido contrincante era nada menos que Federico Ezquerra, un ciclista vasco de leyenda. Aquel momento debió resultar muy agradable para él.

Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico

¿Cuáles son las dimensiones exactas del Palacio Real de Madrid? ¿Cuántas habitaciones tiene? ¿Cuántas puertas y ventanas? Todas estas preguntas nacen de la necesidad de obtener una respuesta. Por ello, esto es lo que se propuso Patrimonio Nacional, la institución estatal en España encargada de administrar y preservar algunos de sus edificios históricos: crear un modelo preciso en 3D del palacio con el objetivo de producir un registro digital unificado del estado interior y exterior del edificio.

Con la tecnología de Leica Geosystems, se creó un modelo “casi al milímetro” de sus espacios interiores y sus fachadas y cubiertas: todos los rincones de los dos sótanos y seis plantas con los que el edificio cuenta, es decir, unos 137.500 metros cuadrados edificados que requirieron más de 2.500 escaneos.

Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico - Image 5 of 4Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico - Image 8 of 4Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico - Image 9 of 4Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico - Image 10 of 4Una nube de puntos dota al Palacio Real de España un modelo 3D casi milimétrico - Más Imágenes+ 6

El futuro de los Países Bajos: el método pólder como solución

Cuando hablamos de ciudades como Ámsterdam, inevitablemente recordamos ese entramado de canales, de calles entremezcladas con agua. Y es en cierta manera el agua uno de los quebraderos de cabeza más renombrados al que esta ciudad se enfrenta. Con un 60% del territorio por debajo del nivel del mar, el cambio climático (y la consecuente crecida del nivel de los mares y ríos) es una cuestión de supervivencia no sólo para ella, sino para todo el país.

Estos son los ganadores del proyecto de rehabilitación del frontón Beti-Jai en Madrid

El pasado jueves 22 de noviembre el jurado convocado por el Ayuntamiento de Madrid, junto con la colaboración conjunta del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) anunció los resultados del proyecto de rehabilitación del histórico Frontón Beti-Jai de Madrid, España

Dicho concurso se abrió a inscripción pública el pasado mes de junio, con un total de 73 propuestas para la intervención en el emblemático edificio. El objetivo del mismo era el de obtener la mejor propuesta para hacer compatible la conservación de los valores patrimoniales del edificio (el cual está declarado Bien de Interés Cultural) con las soluciones técnicas más adecuadas para sus posibles usos, tanto deportivos como culturales.

Conoce los resultados a continuación:

Le Corbusier y el lenguaje del color

Cuando hablamos de Le Corbusier, parte de su obra, sobre todo las primeras villas en las que estuvo trabajando de la mano conjunta de Pierre Jeanneret, queda apodada bajo el nombre de “Villas Blancas”. Es curioso que este color, el blanco, quede asociado al nombre del arquitecto; y no posea, como ocurre en el caso de algunos pintores, una etapa “azul” como Picasso o una etapa “oro” como Klint.

¿Cuándo, y por qué, fue acuñado dicho término de “Villas Blancas” de Le Corbusier? ¿Es acaso posible que la blancura de sus edificios haya sido malinterpretada, como ocurre con el arte griego? Una idea, dicha blancura, muy útil para cimentar las bases del neoclasicismo en su época, pero totalmente alejada del abanico de colores con los que gozaban dichas obras en el periodo helénico.

El frontón Beti-Jai, un sacrificio arquitectónico en Madrid

Cuando se proyecta un edificio, un pensamiento recurrente suele ser el de cuánto durará en el tiempo. Y es que una vez el edificio finaliza su construcción y abre sus puertas al usuario, comienza su etapa de vida útil, y poco a poco irá construyendo su legado. Entra en juego entonces la cuestión de cómo será recordado, de cuál será la huella de este edificio en nuestros recuerdos: memoria arquitectónica. Y al igual que la memoria humana, la arquitectónica es caprichosa. Los edificios se olvidan como se olvidan recuerdos.

La arquitectura madrileña hace un buen uso del recuerdo. Estilos propios de su arquitectura más histórica siguen hoy en pie y en pleno uso de sus facultades. El neomudéjar, por ejemplo; llegó para quedarse a finales del siglo XIX, y a día de hoy son muchos los ejemplos latentes que siguen siendo epicentros de la ciudad, albergando usos como hospitales, universidades, colegios, asilos, centros culturales o museos.

Enric Miralles o cómo acceder a los edificios

La mayoría de los arquitectos suelen empezar la explicación de sus proyectos señalando el lugar por el que se entra en ellos. "Se entra por aquí", suelen decir. Como si antes de entrar no hubiera sucedido nada o no existiese nada. Como si la vida del usuario, o la del propio edificio, comenzaran en aquel lugar que muchos piensan que separa el exterior del interior. Una extraña concepción del tiempo.

Enric Miralles hacía un apunte interesante acerca de eso: no se trata de entrar, sino de acceder; algo que después también será marginado. Debemos suponer que en arquitectura, acceder quiere decir: «entrar en un lugar o pasar a él», como el diccionario explica. Pero también encontramos otras interpretaciones más interesantes como «tener acceso a una situación, condición o grado superiores; llegar a alcanzarlo», que hacen que el acto de acceder se revista de significados y de tiempo.