Vivienda Social en Latinoamérica: Biofilia, conectividad y espiritualidad

La siguiente serie de artículos desarrollada por Nikos A. Salingaros, David Brain, Andrés M. Duany, Michael W. Mehaffy y Ernesto Philibert-Petit trata particularidades de la vivienda social en latinoamérica; aborda su investigación y no solo un sistema de prácticas óptimas, basadas en la experiencia y aplicables en situaciones generales, sino su continuidad a largo plazo con el objetivo de ayudar a los residentes a arraigarse en su ambiente construido. 

En esta ocasión, la propuesta se enfoca en como la salud humana y su bienestar dependen fuertemente de la geometría del ambiente. Revisa las primeras entregas publicadas y el nuevo artículo, a continuación. 

La geometría apropiada que promueve el bienestar humano

La noción de “arquitectura biofílica” establece que la salud humana y su bienestar dependen fuertemente de la geometría del ambiente, expresada en configuraciones particulares, superficies, materiales, detalles, luz y el acceso a plantas y otras formas de vida (Kellert et al., 2005; Salingaros, 2013; 2015). Todos estos factores contribuyen al éxito de cualquier edificio y en particular, de la vivienda social. El diseño basado en evidencias está basado en saber cómo un ser humano es afectado por su ambiente.

La geometría apropiada que promueve el bienestar humano es, inesperadamente, la opuesta a la geometría del poder descrita en la sección anterior. Una geometría viva es libre, compleja y altamente interconectada. Es la geometría de la favela auto-construida y también la geometría natural de un río, un árbol o un pulmón. Sin ninguna restricción, los seres humanos construirían de acuerdo a esta geometría natural (Alexander, 2001-2005; Salingaros, 2006). Cabe resaltar que muchos proyectos auto-construidos no se guían por completo por esta geometría generativa, porque el gobierno define una retícula de lotes antes de entregar las tierras a cada constructor. Así, se impone una retícula industrial que es imposible de cambiar. Discutiremos más adelante cómo evitar esta práctica restrictiva.

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Espacios de Paz 2014 en Pinto Salinas, desarrollado por Oficina Lúdica y PKMN. Image Cortesía de PICO

Las cualidades de la geometría y las superficies ayudan u obstaculizan la conexión emocional con los seres humanos que las utilizan. Debemos balancear el estudio de la estructura con el de la forma y los patrones. En el estudio de la estructura, medimos y pesamos las cosas. Los patrones de interacción no se pueden medir o pesar, sin embargo: deben mapearse, sobre todo en términos de calidad. Para entender un patrón debemos mapear una configuración de relaciones. Creemos en el concepto de la ciudad como un organismo, no sólo en el sentido de que ésta trata de desarrollar una estructura orgánica, sino también por las relaciones complejas que establece su estructura con los patrones organizacionales de sus usuarios. Aquí describimos una lista de algunos conceptos clave en los que necesitamos trabajar:

  • 1. La gente se vuelve hostil y psicológicamente enferma en un ambiente sin naturaleza. La Biofilia es innata en nuestros genes. Los conjuntos urbanos necesitan mezclarse con los ambientes naturales, no reemplazarlos.

  • 2. Nos conectamos con las plantas a través de su estructura geométrica, aunque algunas geometrías están más conectadas con el espíritu humano que otras. Nos sentimos cómodos en un ambiente construido que incorpora una geometría natural compleja que muestra una jerarquía ordenada de subdivisiones.

  • 3. Los residentes deben amar sus casas y barrios. Esto significa que la forma del ambiente construido inmediato debe ser espiritual y no industrial.

  • 4. Los materiales y tipologías industriales generan odio o indiferencia hacia el ambiente construido. Crecemos hostiles hacia las superficies y formas que no nos alimentan espiritualmente, porque sentimos su rechazo hacia nuestra humanidad. Si no es odio, la mayoría de las veces generan cierta indiferencia que a veces es peor para las comunidades humanas. El uso de estos materiales y tipologías le presenta comúnmente como una imposición por la naturaleza tecnológica del edificio y la realidad económica del momento. El resultado es que la gente muchas veces toma como normal el inevitable carácter alienígeno del ambiente construido que resulta de la cuantificación sin cualidades significativas.

  • 5. El carácter sagrado de los pueblos tradicionales y de los sitios urbanos no puede ser rebajado a ser absurdo y anticuado (como se hace hoy en día). Esta es la única cualidad que conecta a un pueblo con la gente, a gran escala y por lo tanto, indirectamente entre ellos. Necesitamos construirla dentro del conjunto urbano.

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Urbanización del Jardim Vicentina / Vigliecca & Associados. Image © Leonardo Finotti

Las sociedades construían ciudades alrededor de espacios sagrados

No es fácil identificar la estructura sagrada de cualquier asentamiento, mucho menos planearla para uno nuevo. Necesitamos fijarnos en los patrones de actividad humana de los asentamientos tradicionales y preguntarnos cuáles son los nodos de actividad más valorados sobre otros nodos. Usualmente, es donde los residentes locales se reúnen para interactuar. Estos nodos (si es que existen) pueden ser interiores, pero casi siempre son elementos del espacio urbano (Gehl, 1996; Salingaros & Pagliardini, 2010). La gente puede conectarse con las plantas y con otra gente al mismo tiempo en los espacios urbanos propiamente diseñados (configurados). Esos lugares son entonces responsables de la cohesión social del vecindario.

Algo es “sagrado” si le atribuimos un valor sobre y más allá de su estructura material. Una buena forma para identificarlo es el preguntarnos si estaríamos dispuestos a pelear para protegerlo de algún daño o destrucción. ¿Existen otras personas, algunos extraños, que sientan lo mismo? ¿Consideramos que el lugar tiene un significado para la comunidad entera como para que un grupo de personas realmente se una para proteger este objeto o sitio particular? En las sociedades antiguas, un viejo árbol, una gran roca, una elevación prominente del terreno o un pequeño río podrían ser considerados sagrados (en el más profundo sentido religioso), y por tanto protegido de cualquier daño. Aquellas sociedades construían ciudades alrededor de espacios sagrados y dotados de elementos sagrados construidos. Hoy en día, esta cualidad se clasifica, desafortunadamente, como pasada de moda, antigua.

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Capilla San José de Oales. Image Cortesía de Taller Con Lo Que Hay / ENSUSITIO Arquitectura

Por ejemplo, los nodos sociales más viejos son las fuentes de agua (pozo o fuente de la comunidad), los lugares de culto (Iglesia o Templo), lugares de reunión (cafés/bares para hombres), sitios de juego para niños, etc. En el caso de la Iglesia, tenemos una estructura sagrada genuina y por lo general se construye en el centro geográfico del asentamiento. Realiza la función cohesiva de la comunidad: “ecclesia” es la reunión de la gente que realiza un culto común, que es un acto social mucho más cohesivo que el puro acto religioso. No es coincidencia que frente a la Iglesia, en un pueblo tradicional, siempre exista un espacio de reunión no religioso, como una cafetería. Esta cafetería sustituye como lugar alternativo de reunión para aquellas personas que no compartan el significado sagrado de la religión local.

Otro nodo de la estructura sagrada es la plaza central o el espacio abierto, que, en climas templados, da lugar a la vida social en las tardes. La tradición latina de la caminata vespertina alrededor de la plaza central establece un valor para la plaza en cuanto a la cohesión social de la comunidad. A lo que nos referimos con “estructura sagrada” en este documento es a TODAS estas funciones cohesivas. Vemos a la cohesión como un medio natural e interpretamos sus diversas manifestaciones simplemente como distintos grados de conectividad o canales traslapados. Una plaza central es un sitio para la cohesión social, mientras que una iglesia conecta a la gente con un nivel superior, el de su creador.

Las sociedades no religiosas en algunos casos sustituyen exitosamente “espacios sagrados” seculares para mantener unida su sociedad. Por ejemplo, las ciudades comunistas construían la “Casa de la Gente” o el “Club de Trabajadores”, que cumplía la función de sitio de reunión al menos para una parte de la comunidad. En suburbios de niveles económicos superiores (por ejemplo, en colonias cerradas) se aplican las mismas fuerzas, pero no están resueltas a causa de la dependencia total del automóvil. No existen espacios sagrados, ni sitios de reunión comunes o algún lugar para la interacción social. Contrario al intento de los desarrolladores que los construyen, una casa club y una alberca comunal en los suburbios de clase alta no realizan esta función. La geometría urbana nunca se vuelve valiosa socialmente para los residentes, por el contrario, propicia una seria falta de socialización.

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Centro Social Las Margaritas / Dellekamp Arquitectos + TOA Taller de Operaciones Ambientales + Comunidad de Aprendizaje. Image © Lara Becerra

El lugar sagrado que estamos describiendo carece de construcción urbana contemporánea (Duany et al., 2000). Observamos copias superficiales creadas sin el más mínimo entendimiento del profundo significado cultural. Consecuentemente, el decremento en el sentido de comunidad lleva a un incremento dramático en la alienación social. Ciertamente ni la Derecha ni la Izquierda han reconocido nunca la necesidad de la espiritualidad en el tejido de la vivienda social. Sin embargo, el sentido sagrado es inherente en cualquier conjunto habitacional tradicional (en algunos sitios más, en algunos menos), independientemente de su origen. En contraste, los dormitorios militares/industriales no sólo son rechazados, sino odiados por sus habitantes, porque nadie puede conectarse con su forma e imagen.

Un ser humano no puede pertenecer verdaderamente a esos edificios y ni la imagen de estos edificios puede pertenecer emocionalmente a un ser humano, y por tanto la gente tiende a odiarlos y eventualmente a destruirlos. Los edificios de este tipo, construidos en los años 60 con las mejores intenciones, abundan alrededor del mundo. Estos no catalizan un apego emocional a gran escala. Los esquemas que tienen “calles comerciales” y escuelas (como sustitución del espacio sagrado) en el quinto piso de una cuadra de casas de alto nivel han probado ser ridículos. Las plazas de concreto tienden a estar desconectadas y ser hostiles y generan sensaciones de cólera en vez de conectividad.

Los sitios de reunión son importantes

Christopher Alexander y sus colaboradores construyeron vivienda social en Mexicali, México (Alexander et al., 1985). Se construyó un cluster de casas prototipo en un terreno del constructor que satisfacía las necesidades constructivas del vecindario. Esto pudo haber sido el espacio sagrado. Mientras que las casas fueron un tremendo éxito (y sobrevivieron con sus dueños originales años después), el terreno no lo era. El gobierno no supo mantenerla y no la cedió a otra comunidad o al uso privado. Fue abandonada, y los propietarios sellaron las conexiones de las casas con el entorno. El gobierno nunca ayudó para que éste se convirtiera en un espacio de reunión. No se hizo un esfuerzo por dotar de un valor sagrado a este sitio.

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Cortesía de Archivo Proyecto Fitekantropus

La categoría de “lo sagrado” está siendo definida con suficiente amplitud para abarcar el orden normativo de los espacios cívicos, y es importante incluirlos en el amplio espectro de las relaciones sociales desde lo privado, lo comunal (parroquial) y lo público (cívico). Las villas tradicionales se elevan al nivel de lo comunal, pero NO al nivel de la cultura cívica. Los sitios de reunión son importantes, no sólo porque propician la cohesión comunal (que tiende a basarse en la homogeneidad), sino porque el rango de distintos tipos de sitios de reunión permite un rango de distintas clases de relaciones sociales. Las relaciones en público tienen mucho que ver con la definición de la distancia social así como de la cohesión. Comúnmente, la cohesión asociada con el urbanismo se media sólo al compartir un sentido común del lugar. Los lugares son, de algún modo, la encarnación de lo que llamamos “capital social”. SON relaciones sociales, no sólo contenedores o facilitadores de éstas.

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© Eleazar Cuadros

Podría haber un problema al acentuar lo sagrado en esta discusión. En el tercer mundo, más que en otros sitios como en EEUU, las regulaciones para la vivienda social están atrapadas de una u otra forma en el movimiento demócrata. Particularmente en las ciudades globales del mundo, no deseamos parecer como si estuviéramos promoviendo un retorno a las condiciones de tipo tribal (que es un modo en el que pueden verse los pueblos tradicionales). Los sitios requieren la materialización de lo “sagrado”, pero no en el uso común de la palabra. Los sitios de reunión son importantes, pero su estructura (y relación con la estructura social) es más compleja que sólo actuar como contenedores u oportunidades de relación para la gente. Necesitamos observar los patrones de interacción en las ciudades tradicionales así como en las villas tribales y en los asentamientos de clase homogénea. Esos patrones de interacción son estructuralmente variados y no sólo debido a la cohesión de la comunidad.

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Sistema Arquitectónico para la Vivienda de Interés Social Rural / Ensamble de Arquitectura Integral. Image © Juan Pablo Pardo

En conclusión, un asentamiento debe, sobre todo, establecer una estructura sagrada para que pueda conectarse emocionalmente con sus residentes. La estructura sagrada también ayuda a las personas a conectarse con un orden superior. Este orden superior abarca los siguientes tres aspectos fundamentales: (a) es utilizado como herramienta cohesiva para formar comunidad; (b) es construido a partir de la cooperación de los discursos de un grupo de personas y no es resultado de la decisión unilateral de un individuo y (c) tiene un poderoso significado para la comunidad. Si la mayoría de los residentes se conectan con la estructura sagrada física, entonces se conectan indirectamente unos con otros. Este simple principio establece un sentido de comunidad, que sobrevive a las difíciles condiciones de la vida. Mantiene orientadas las fuerzas hacia el mantenimiento de la estructura física de la comunidad, en vez de volverlos en contra de la estructura física en aquéllos casos en los que no es valorada.

Presentado por N.A.S. como discurso de apertura en el Congreso Ibero-Americano de Vivienda Social en Brasil, Florianópolis, 2006.

Traducción al Español de Nuria Hernández Amador, revisada por Ernesto Philibert Petit.

Bibliografía

  • Christopher Alexander (2001-2005) The Nature of Order: Books One to Four (Center for Environmental Structure, Berkeley, California).
  • Christopher Alexander, Howard Davis, Julio Martinez & Donald Corner (1985) The Production of Houses (Oxford University Press, New York).
  • Andrés Duany, Elizabeth Plater-Zyberk & Jeff Speck (2000, 2010) Suburban Nation (North Point Press, New York).
  • Jan Gehl (1996) Life Between Buildings: Using Public Space (Arkitektens Forlag, Copenhagen, Denmark). Versión en Español (2006) La Humanización del Espacio Urbano: La Vida Social Entre los Edificios (Editorial Reverté, Barcelona).
  • Stephen R. Kellert, Judith Heerwagen & Martin Mador, Editors (2008) Biophilic Design: the Theory, Science and Practice of Bringing Buildings to Life (John Wiley, New York).
  • Nikos A. Salingaros (2006, 2014) A Theory of Architecture (Sustasis Press, Portland, Oregon and Vajra Books, Kathmandu, Nepal).
  • Nikos A. Salingaros (2013) Unified Architectural Theory: Form, Language, Complexity (Sustasis Press, Portland, Oregon and Vajra Books, Kathmandu, Nepal).  Versión en Español (2018) Forma, Lenguaje y Complejidad: Una Teoría Unificada de la Arquitectura (Ediciones Asimétricas, Madrid). Capítulo 10 publicado en Plataforma Arquitectura, 1 Febrero, 2017. https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/804506/teoria-unificada-de-la-arquitectura-capitulo-10-biofilia-nuestro-parentesco-evolucionado-con-las-formas-biologicas
  • Nikos A. Salingaros (2015) Biophilia and Healing Environments, (OfftheCommonBooks, Amherst, Massachusetts), available free online from Terrapin Bright Green LLC, New York. https://www.terrapinbrightgreen.com/report/biophilia-healing-environments/
  • Nikos A. Salingaros & Pietro Pagliardini (2010) “Geometria y vida del espacio urbano”, Cuadernos de Arquitectura y Nuevo Urbanismo, Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, Número 6/7, año 4, Marzo 2010, páginas 7-20. http://zeta.math.utsa.edu/~yxk833/Geometriayvida.pdf
  • — Versión en inglés (2016) “Geometry and life of urban space”, Chapter in: Back to the Sense of the City, 11th Virtual City & Territory International Monograph Book, Centre of Land Policy and Valuations (Centre de Política de Sòl i Valoracions), Barcelona, Spain, 2016, pages 13-31. https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/90890/CH00_CONTENTS%20INTRO_geometry.pdf

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Sobre este autor/a
Cita: Nikos A. Salingaros, David Brain, Andrés M. Duany, Michael W. Mehaffy & Ernesto Philibert-Petit. "Vivienda Social en Latinoamérica: Biofilia, conectividad y espiritualidad" 25 mar 2019. ArchDaily Colombia. Accedido el . <https://www.archdaily.co/co/913750/vivienda-social-en-latinoamerica-biofilia-conectividad-y-espiritualidad> ISSN 0719-8914

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