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Arquitectos: João Tiago Aguiar, Arquitectos
- Área: 740 m²
- Año: 2025
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Fotografias:Francisco Nogueira
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Proveedores: A.MOREIRA CADETE, CIN, CORTIZZO, GLS2, JUNG, MANUEL ANTÓNIO BAIÃO GUILHERME, MAVC, PADIMAT, SILÊNCIO-- FECHADO, Tons de Pedra
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Implantada en un promontorio abrupto sobre los acantilados de Azóia, esta intervención arquitectónica nace del deseo de una arquitectura que se apaga para dar espacio al lugar. La casa se disuelve en la topografía, fusionándose con el horizonte y resonando con la escala del lugar. La construcción original, compuesta por un molino de viento y tres volúmenes interconectados de geometrías distintas, revelaba intersecciones complejas y un techo de inclinaciones singulares, que convocaron un gesto depurado pero preciso en la reinterpretación espacial.
La cocina, anteriormente aislada, fue incorporada en las zonas sociales, convirtiéndose en parte integral de la vivencia cotidiana y ampliando la relación con el océano. En el piso superior, la reorganización de los compartimentos permitió transformar tres habitaciones exiguas en dos suites generosas, valorando el confort, la luz y el paisaje.
La composición de las fachadas fue re formulada, buscando un nuevo equilibrio formal y la optimización de las relaciones visuales con el exterior. La intervención más densa se dio en el volumen central, sustituido por un cuerpo acristalado, construido con vidrio de alta reflectividad. Esta opción permitió crear una presencia silenciosa, reflejando el paisaje y haciendo la arquitectura invisible.
En las fachadas del primer piso, los revestimientos fueron ejecutados con azulejos artesanales, bidimensionales y tridimensionales, concebidos por la artista y ceramista MAVC. La aplicación rítmica de los elementos tridimensionales evoca el movimiento del océano, mientras que las tonalidades azul-verde agua establecen una continuidad cromática con la vegetación y el mar. Este mismo principio fue trasladado a la piscina, donde la arquitectura desaparece en la materia del lugar. La cubierta y los alzados superiores fueron revestidos con cal pigmentada en el color de la piedra del Cabo, reforzando la continuidad tectónica entre la casa y el suelo, entre lo construido y lo natural.
En el interior, se optó por una selección depurada de materiales nobles, donde el Azul Macaúbas, una piedra rara e intensamente expresiva, asume el papel de elemento conductor del proyecto. La antigua sala multiusos fue re significada, ganando una nueva materialidad a través de tonalidades rosadas extraídas de la piedra del Cabo, en diálogo con carpinterías diseñadas a medida y mosaicos hidráulicos en una sintonía sutil de texturas. Todo el proyecto se basa en la idea de una "arquitectura de no afirmación", donde cada decisión busca lo esencial: la materia, la luz, la relación con el lugar. Una arquitectura que se quiere silenciosa, pero rigurosa; que se ausenta para revelar la presencia del mar, del cielo, del acantilado. Donde la casa no se impone, pero permanece.
