

Descripción enviada por el equipo del proyecto. La vivienda se sitúa en el Barrio Chamberí, en el Paseo de la Habana, Madrid, dentro de un edificio construido en 1973, que refleja la arquitectura de los años 70 en España, caracterizada por su pragmatismo y modernización. Este estilo se manifiesta en el uso de materiales industriales como ladrillo visto y acero, priorizando la funcionalidad sobre la ornamentación.

El proyecto, que pretende tener el mismo diálogo que el edificio en el que se encuentra, consiste en trasformar y rehabilitar un ático abuhardillado destinado a oficinas en ir en un hogar luminoso. El desafío parte de dar valor a la estructura existente de cerchas metálicas y el ladrillo original; junto a la conversión de un uso en otro, teniendo cuenta las bajas alturas predominantes en el espacio. Se buscó maximizar la funcionalidad en un área con limitaciones de altura y ventanas altas, creando rincones acogedores para la lectura y la meditación.


El punto de partida – como en todos nuestros proyectos – es seguir el pensamiento arquitectónico de los Smithson: dar respuesta a la necesidad de controlar desde el inicio de manera ordenada todos los objetos y enseres que acarrea la existencia cotidiana; junto con la idea de lograr el mayor espacio habitable despejado. Y en este proyecto en concreto el poner en valor la materialidad existente, la claridad de las líneas y el uso del color , como articulador de los espacios.La pareja joven que habita este espacio, apasionada por la moda y los colores vibrantes, buscaba un hogar que no solo sirviera como refugio, sino que también reflejara su personalidad y estilo de vida. Para ellos, el color es fundamental, y era importante incorporar tonos atrevidos que aportaran alegría y energía a su nuevo hogar, convirtiéndolo en un santuario donde pudieran desconectar de la rutina diaria y disfrutar de momentos juntos.


Hay dos intervenciones programáticas claves: aprovechar todo el perímetro de menor altura como almacenamiento o usos más específicos y liberar el espacio central. Este espacio central se organiza en torno a una estantería-librería, que es el corazón del proyecto. Con sus huecos y vacíos, esta estructura vertebra los distintos usos del espacio, como el baño, el área de ocio y la cocina.

Las ventanas altas permiten la entrada de luz natural, iluminando de manera desigual las distintas zonas y generando una atmósfera única. La vivienda, que se encuentra en lo más alto de un edificio, y las únicas aberturas al exterior son ventanas superiores. Esto crea una paradoja espacial: la altura, generalmente asociada con la libertad de vistas, se enfrenta a la limitación visual impuesta por las ventanas ubicadas en la parte superior.

El proyecto se inspiró en la estética de Wes Anderson, utilizando una paleta de colores suaves y nostálgicos, como verdes menta y amarillos mostaza, que aportan serenidad y un ambiente onírico. La distribución del espacio gira en torno a una estantería-librería que organiza las diferentes áreas de la vivienda, como el salón, la cocina y el dormitorio, creando un flujo funcional y estético.


Cada elemento del hogar fue cuidadosamente seleccionado para maximizar la funcionalidad y la estética, con muebles a medida que se adaptan a las necesidades de la pareja. La decoración fue elegida por los propietarios, incluyendo láminas que aportan color y vida al espacio.

En esta atmósfera es difícil percibir que la forma habitual de percibir el exterior desde una ventana aquí no existe, ya que la luz natural, los colores y la claridad de los espacios con el uso mínimo de objetos hace que pierdas la noción de lugar o pertenencia a un lugar, dejando soñar a tus pensamientos.
