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Arquitectos: DRAA
- Área: 1200 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Marcos Zegers
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Proveedores: GLASSTECH, Glasstech, Hilam, INGEPANEL, Topwood

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Nos encargaron diseñar un museo para albergar la colección más grande del país de motocicletas antiguas, anteriores al dominio de las grandes corporaciones que se tomaron la escena en la década de 1970.


El sitio seleccionado es un amplio terreno en las afueras de Puerto Octay, junto al paso fronterizo Cardenal Samoré hacia Argentina y parte de la famosa Carretera Panamericana que conecta Alaska con Tierra del Fuego, bien conocida y romantizada por los entusiastas de las motocicletas.


El cliente solicitó un edificio arraigado en la tradición local, heredando el legado de la colonización alemana en el sur de Chile a mediados del siglo XIX. Debía ser lo suficientemente amplio para exhibir las motocicletas con la mayor libertad posible, al mismo tiempo que respondiera a las cualidades escénicas del lugar, de suaves lomajes que descienden hacia el lago Llanquihue bajo la imponente presencia del volcán Osorno.

Abordamos estas variables principales a través de un edificio de madera compuesto por un *piano nobile* con un espacio expositivo de planta libre y un nivel de acceso que alberga los servicios, incluida una pequeña cafetería y una tienda.


El *piso noble* está compuesto por tres pabellones de madera concatenados y traslapados, construidos con *pino insigne* laminado mecanizado por CNC elevados sobre un basamento de hormigón escalonado contra la pendiente, con vistas al lago Llanquihue y al volcán Osorno.

Para el revestimiento exterior, utilizamos el mismo *pino insigne*, sometido a un tratamiento térmico que mejora significativamente su resistencia a la intemperie—un edificio de madera revestido en madera, tal como dicta la tradición.

El traslape de los tres volúmenes segmenta la sala de exposición sin dividirla, permitiendo pausas en la narrativa expositiva. La propuesta espacial del *piso noble*, fragmentado pero ininterrumpido, surgió como una respuesta al tipo de exhibición que albergaría el museo: cientos de motocicletas, cada una con su propia historia e interés, pero interconectadas a través de múltiples perspectivas dentro de un mismo guion curatorial. Las naves desplazadas generan focos y pausas, necesarias para la narrativa, mitigando la fatiga del visitante y prolongando su atención.



Cada pabellón está conformado por un par de faldones de vigas de madera entrelazadas, convirtiendo cada plano de cubierta en un diafragma rígido conectado a su vecino mediante anillos de acero disimulados como lucernarios. La luz ingresa al edificio a través de un ejercicio puramente estructural inherente a su resolución arquitectónica esencial.


Esta conexión entre diafragmas es lo suficientemente rígida como para eliminar la necesidad de elementos estructurales adicionales que podrían comprometer las posibilidades aéreas de la exhibición, como torres de motocicletas o tótems.

Si bien la prefabricación con kits de madera mecanizados por CNC representa la vanguardia de la construcción en madera en Chile, el verdadero avance tecnológico radica en reemplazar las complejas uniones de flanches metálicos, como por ejemplo los utilizados para conectar los diafragmas de la cubierta con las columnas diagonales del eje longitudinal del edificio, por solo unos pocos tornillos de ingeniería Rothoblaas. La tecnología aplicada en estos pequeños pero significativos elementos metálicos encapsula la distancia entre nosotros como sociedad y los primeros colonos alemanes y la tradición que originaron.
