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Arquitectos: Pablo Luna Studio
- Área: 295 m²
- Año: 2025

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado en el tranquilo pueblo de Lodtunduh, justo al sur de Ubud, Bali, este estudio arquitectónico fue concebido como una expresión espacial de apertura, adaptabilidad y cuidado. Con una longitud de 33 metros y un ancho de 8 metros, el edificio refleja una filosofía de diseño basada en la sensibilidad al lugar, la honestidad de los materiales y la integración ambiental.


Construido con bambú negro de origen local, madera recuperada y terrazo artesanal, la estructura ejemplifica la intersección del minimalismo, la construcción natural y la artesanía refinada. Un marco estructural de bambú negro sostiene un techo ondulado y fluido, terminado con tejas de madera ulin, y está anclado por paredes de concreto sólido y pisos de terrazo que crean un equilibrio calmado y textural entre la masa y la ligereza.




La distribución espacial es abierta y continua, permitiendo un flujo dinámico entre áreas comunales y zonas de trabajo enfocadas. En la entrada, un taller de modelado introduce un espacio donde las ideas toman forma física temprana. Justo más allá, el espacio de trabajo principal está cerrado con paneles de vidrio enmarcados en acero, ofreciendo separación acústica y conectividad visual con el paisaje. Los pisos de madera y los elementos de bambú negro proporcionan calidez y cohesión en todo el espacio.




Dos grandes mesas de trabajo, una posicionada en el centro y otra que se extiende a lo largo del borde sureste, funcionan como el núcleo operativo del espacio. Ambas fueron diseñadas a medida con acceso a energía integrado, almacenamiento de bolsas y detalles refinados para apoyar el orden, la eficiencia y el uso colectivo. Lámparas colgantes de bambú hechas a mano, suspendidas del techo, ofrecen un suave resplandor ambiental, mejorando la calidad de la luz y la atmósfera de creatividad enfocada.

A medida que el edificio se despliega, la arquitectura se vuelve más abierta y cada vez más conectada al exterior. Una mesa de piedra y madera marca un área compartida para reuniones informales, mientras que un espacio de descanso hundido, referido como el Centro Zen, sirve como un escenario para presentaciones internas, reuniones reflexivas o momentos de pausa silenciosa. En el extremo más alejado, una cocina abierta y una larga mesa comunal crean oportunidades para el descanso, las comidas y el diálogo espontáneo. Los jardines circundantes aportan sombra, brisa y una conexión viva con el entorno tropical.

Este proyecto explora el potencial de la arquitectura para fomentar la presencia, la colaboración y la sintonía ecológica. A través de sus elecciones de materiales, ritmo espacial y un lenguaje de diseño contenido, el estudio opera tanto como un espacio de trabajo como un recipiente para valores compartidos.
