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Arquitectos: Tribeira
- Área: 70 m²
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Fotografías:Júlia Tótoli
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Proveedores: Deca, Ladrilharia, Marco Rodrigues Atelier

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El apartamento Bebop es un homenaje a la música. El bebop es una vertiente del jazz que parece improvisada, pero en realidad, es un arreglo virtuoso donde cada instrumento y músico tiene su momento de protagonismo—y, juntos, crean una melodía hermosa y compleja. Este proyecto cuenta la historia de un cliente que es músico, estudioso y profesor.



Para reforzar la fluidez de los espacios, todas las paredes internas del apartamento fueron demolidas y la estructura de concreto fue expuesta. El piso original de madera, que antes se encontraba en la sala, fue restaurado y trasladado al dormitorio y la oficina. El resto del apartamento recibió un nuevo revestimiento de ladrillo hidráulico, creando un diálogo entre materiales rústicos y naturales.
Las principales premisas del proyecto fueron: integración total de los espacios—con excepción del baño—, el uso de materiales naturales valorados por el cliente y una firma visual que hiciera referencia a la música. Para cumplir con este último deseo, desarrollamos dos soluciones principales:

La primera fue la creación de un espacio destacado para un mural de azulejos hecho por el artista Marco Rodrigues. La obra, titulada Orvalho de Outono (Rocío de Otoño), fue creada especialmente para el Apê Bebop y mide 175×175 cm. Hecha de azulejos esmaltados, aporta un elemento artístico único al ambiente.

La segunda fue el diseño de una lámpara colgante, hecha a partir de conductos paralelos, que conecta los espacios sociales y privados. Inspirada en una partitura musical, la lámpara refuerza la temática del proyecto: los cables que sostienen los conductos fueron posicionados de forma que simulan notas musicales.


La cocina, ahora abierta al salón, ganó una isla de concreto moldeada in situ, que hace la transición entre los dos espacios y se conecta visualmente con el resto de la estructura expuesta. En el fondo, creamos dos encimeras para organizar las áreas de lavado: de un lado, el fregadero de la cocina; del otro, el área de lavandería. Para equilibrar integración y funcionalidad, una puerta de metal con vidrio canelado, deslizante sobre un riel, permite ocultar alternativamente la lavandería o parte de la cocina, manteniendo la propuesta de un espacio abierto sin aislamiento total.

El baño, por su parte, contrasta con la sobriedad del resto del proyecto y aporta un elemento inesperado: azulejos blancos con juntas azules, que cubren todas las superficies—paredes, piso y encimera. El resultado es un ambiente llamativo, donde el ritmo de las juntas crea un juego de texturas, aportando un toque lúdico sin perder la armonía con el concepto general del apartamento.
