
Al proyectar espacios para mirar, la arquitectura entra en diálogo con el territorio en la búsqueda de entender el paisaje y el disfrute de la realidad ya sea natural o construida. Tras una invitación a contemplar el entorno que nos rodea, varios profesionales de la arquitectura en Latinoamérica se embarcan en el desafío de construir estructuras que interactúen con la naturaleza, reinterpreten ciertas tipologías edilicias o formen parte del aprendizaje y la enseñanza en arquitectura de las futuras generaciones. La amplia variedad de paisajes y culturas disponibles dentro del entorno latinoamericano da cuenta de las infinitas oportunidades donde la arquitectura se vislumbra con potencial para fomentar el diálogo entre el observador y el objeto observado, y aprovechar la conexión entre flora, fauna y demás especies locales que la región propone.
Si bien una de las acepciones de la RAE define al mirador como "un lugar bien situado para contemplar un paisaje o un acontecimiento", las características arquitectónicas de estos espacios varían acorde a su ubicación geográfica, factores climáticos, materiales locales y tecnologías constructivas, entre otros. La arquitectura de miradores involucra diversas tipologías desde plataformas elevadas o paradas en caminos que ofrecen puntos de contemplación sobre bordes desnivelados en montañas, riberas u orillas hasta disposiciones en puntos particulares, delimitaciones en marcos específicos o proyectados en ménsulas sobre acantilados. Mirando al mar, a un bosque infinito, un lago o una ciudad, los puestos de información y tablas de orientación con señalética, los mobiliarios y graderíos para descansar y mirar, las luminarias o los prismáticos, entre otros equipamientos, conforman la experiencia de observar desde otra perspectiva aquella realidad en que estamos inmersos.

En su libro "El Futuro de la Arquitectura", Frank Lloyd Wright sostiene que "Si la cosa tiene éxito (el esfuerzo del arquitecto) no puedes imaginar esa casa o esa obra en ningún otro lugar que no sea justo donde está. Es una gracia a su entorno en el lugar, en vez de deshonrarlo". Si bien es cierto que donde existen miradores aparece una motivación de carácter estético o singular que justifica su construcción, en algunas ocasiones su implantación está ligada a parámetros técnicos, constructivos o proyectuales que exceden a la noción de sus usuarios. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿cómo se determina dónde implantar un mirador y hacia dónde mirar? ¿pueden los miradores actuar como generadores de paisaje? ¿cualquier punto puede convertirse en mirador?
Artículo relacionado
Diseñar en armonía con la naturaleza: arquitectura en humedales urbanos y una búsqueda del bienestar territorial
A partir de estructuras metálicas, de madera u otros materiales, la concepción del mirador se enmarca en un trabajo que hace foco en sus visitantes y su experiencia final, aspirando a su disfrute y bienestar en sintonía con la topografía del sitio. Continúa leyendo para descubrir cuatro proyectos de miradores ubicados en México, Chile, Colombia y Ecuador junto a sus planimetrías en corte que muestran sus estructuras al detalle.
Espina / Emiliano Domínguez + Santiago Martínez
Santiago de Querétaro, México

Sobre la cima de una colina en un rancho de ganado bravo en Santiago de Querétaro, este pabellón sin un programa definido surge bajo la sinergia entre varios elementos que interactúan alcanzando un equilibrio estructural y visual. En 21 m2, Espina proporciona sombra y ofrece una vista panorámica de 360 grados buscando conectar a sus usuarios con el paisaje. De esta manera, se consolida un espacio polivalente entre dos basamentos de concreto, que se eleva sobre la vegetación y se extiende de norte a sur para brindar vistas horizontales hacia el este y el oeste capturando el amanecer y el atardecer.

Mirador del Duende / Universidad Católica de Pereira
Pereira, Colombia

Ubicado en la hacienda Lisbrán en La Florida, Risaralda, el mirador se vuelve un puente simbólico entre arquitectura y educación ambiental. Al diseñarse y construirse por estudiantes de arquitectura, el proyecto genera un legado educativo tangible que plantea un uso eficiente de recursos, incluyendo la reutilización de materiales. Más allá de servir como mirador, la propuesta prioriza el seguimiento y control del humedal en la base de la montaña, parte crucial de la cuenca alta del Río Otún, vital para la captación de agua en Pereira.

Mirador aula / Al Borde
Guayaquil, Ecuador

Inmerso en la magnitud del Bosque Protector Cerro Blanco, el mirador se transforma en un aula para la conveniencia de los grupos escolares, que representan el mayor público que visita el parque. Actuando como prototipo para entender los alcances de la tecnología, la estructura permite contemplar el paisaje y se compone de piezas de madera comunes ensambladas.

Mirador cerro Ñielol / Jaime Inostroza
Temuco, Chile

Entre las sombras del follaje de los árboles nativos, el sendero del cerro Ñielol da a conocer ventanas de paisajes que miran la ciudad de Temuco. El proyecto construye una nueva altitud para la ciudad transformándose en un espacio urbano de encuentro y un regalo para sus habitantes donde su experiencia, entre el lleno y el vacío, queda cualificada por la luz. Así, el mirador intenta buscar una medida, una escala entre el cielo, el árbol y la plataforma existente.

Este artículo es parte de una serie curada de ArchDaily que se centra en proyectos construidos de nuestra biblioteca de datos agrupados bajo temas específicos relacionados con ciudades, tipologías, materiales o programas. Cada mes, destacaremos una colección de estructuras que encuentran un hilo común entre contextos previamente no comunes, desentrañando las profundidades de influencia en nuestros entornos construidos. Como siempre, en ArchDaily, valoramos mucho las contribuciones de nuestros lectores y lectoras. Si crees que deberíamos mencionar ideas específicas, envíanos tus sugerencias.