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Arquitectos: Hombre de Piedra Arquitectos
- Área: 2851 m²
- Año: 2024

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ante el desafío de un futuro imprevisible con cambios acelerados, donde las necesidades varían rápidamente, proponemos una arquitectura con la capacidad de evolucionar en el tiempo, permitiendo ampliaciones, transformaciones o reducciones que se adapten a nuevas demandas sin perder sus cualidades arquitectónicas. Incluso debe preverse, si fuera necesario, su desaparición de manera sencilla y económica.


Quizá, en lugar de perseguir la tradicional arquitectura eterna y pesada, la sostenibilidad y las demandas actuales invitan a una arquitectura ligera y modular que facilite los cambios futuros y se adapte a los métodos de producción actuales, que ya no se basan en la cada vez más escasa construcción tradicional, sino en procesos industrializados.

En este contexto, la Terminal Pública de Pasajeros de Tarragona explora la modularidad y la construcción industrializada off-site, pero, en lugar de recurrir al convencional apilamiento de cajas rectangulares, propone geometrías complejas inspiradas en la tradición y en las matemáticas de la teselación del plano. Estas geometrías no ortogonales favorecen el flujo de pasajeros y permiten exploraciones espaciales que crean una identidad plástica vinculada al legado arquitectónico mediterráneo.


La geometría planteada representa, además, una victoria de las formas orgánicas del mundo submarino sobre la rigidez del hormigón típica de las infraestructuras portuarias. La gran escala de los cruceros ofrece a los pasajeros una perspectiva aérea que convierte la cubierta en la fachada principal del edificio. Una trama singular revela la geometría interior de pentágonos irregulares, todos iguales, coronados por grandes lucernarios que evocan formas de moluscos.

Este diseño es un guiño a las tradiciones mediterráneas, desde los mosaicos romanos hasta el trencadís modernista. La arquitectura refleja sin artificio la esencialidad de una construcción económica y sostenible. En el interior, la geometría dinámica se refleja en las estructuras metálicas visibles en el techo, que recuerdan a los antiguos mercados catalanes. La luz natural se ha diseñado para sugerir un paisaje subacuático, creando un ambiente agradable que convierte el tránsito en una experiencia placentera.

La ligereza de una construcción puede ser un indicativo de su sostenibilidad. La cantidad de masa movilizada refleja el uso de recursos materiales y energéticos. En este caso, el peso del edificio es especialmente crítico debido a la escasa capacidad portante del terreno de este muelle artificial ganado al mar. Un edificio de construcción tradicional no podría cimentarse en esta capa de suelo debido a su peso, necesitando pilotes de más de 25 metros para anclarse en el fondo marino. La ligereza de la construcción ha permitido una cimentación superficial, una solución más sostenible tanto económica como medioambientalmente. Nunca la pregunta que Fuller hizo a Foster sobre el peso de un edificio ha sido más pertinente.


Esta ligereza, así como su construcción industrializada off-site, contribuye a los logros ambientales: una reducción del 55% en residuos, del 60% en emisiones de CO2 y del 80% en el consumo de agua en comparación con la media de los edificios de construcción tradicional. Es fácilmente ampliable, desmontable, trasladable y reciclable, con una calificación energética "A". Además, su ejecución se ha llevado a cabo en un tiempo récord, minimizando el tiempo de ocupación antieconómica de un muelle, las molestias a los ciudadanos y reduciendo el impacto ambiental.

La construcción modular industrializada realizada en Almería, permitió completar la mayor parte de la obra en menos de 10 meses, garantizando fiabilidad y calidad al evitar los imprevistos y el caos propios de las obras tradicionales, que dependen de métodos artesanales en un contexto de escasez de mano de obra cualificada. En definitiva, el edifico es una arquitectura adaptativa para responder a las necesidades actuales.
